Las enfermedades mentales - Psicología Malena Lede



A fines del siglo XIX, el psiquiatra alemán Emil Kraepelin, realizó una clasificación de las enfermedades mentales que sirvieron de base para otras clasificaciones más modernas.

Kraepelin diferenció, entre una gran cantidad de trastornos psiquiátricos, dos tipos esenciales de patologías, la demencia precoz y el trastorno maníaco-depresivo.

La esencia de esta distinción aún la mantienen la Organización Mundial de la Salud (OMS) , así como otras prestigiosas publicaciones internacionales, que además incluyen muchos otros trastornos; aunque ya hace bastante tiempo que la demencia precoz se denomina esquizofrenia y la enfermedad maníaco depresiva, trastorno bipolar.

La enfermedad aparece con una serie de síntomas difíciles de diagnosticar en forma precisa, aunque cada paciente presenta algunas características que se destacan.

Actualmente, existen dudas sobre la diferenciación tajante entre la esquizofrenia y el trastorno bipolar ya que ambos trastornos comparten causas genéticas y algunos síntomas.

En el caso de la esquizofrenia, gracias a los tratamientos terapéuticos y farmacológicos actuales, alrededor de la mitad de los pacientes se mejora luego de algunos años y cerca del 25% puede llevar una vida normal.

En cuanto a los enfermos que padecen trastorno bipolar tienen mejores posibilidades de curación con los tratamientos adecuados aunque se puede observar que muchos de ellos pasan durante su vida, de un episodio maníaco a otro depresivo en forma alterna.

Aunque la depresión y la esquizofrenia pueden parecer diferentes, las investigaciones realizadas por el equipo del doctor Heinz Häfner, fundador del Instituto Central de Salud Mental de Mannheim, Alemania, la ansiedad y la depresión se presentaban frecuentemente en ambos diagnósticos entre los principales síntomas.

Häfner y otros especialistas consideran que detrás de estas dos patologías existen procesos similares.

Un individuo con predisposición genética reaccionará en forma depresiva en una situación que la justifique, como lo haría cualquier otro que no tuviera esa condición, la diferencia es que él no podría revertir dicha reacción después de un tiempo, o también podría desarrollar una psicosis, o sea un trastorno delirante.

Existe una variante genética que aumentaría el riesgo de desarrollar un delirio de persecución, tanto en los diagnosticados como esquizofrénicos como en sujetos con trastorno bipolar.

Un estudio realizado en 2007, por Terrie Moffitt, parece confirmar que las personas que habían padecido alguna vez de depresión también habían sufrido trastornos de angustia generalizada y viceversa, por lo que lo llevó a sugerir que ambas enfermedades (la depresión y la angustia) deberían pertenecer a la categoría de “trastornos por estrés”.

El problema que representa establecer con exactitud un diagnóstico diferencial hace que para definir el tratamiento los psicoterapeutas se guíen por los síntomas más evidentes que presenta el sujeto y no por el manual; o sea, respetar en buena hora el sensato criterio de considerar que no hay enfermedades sino enfermos.


Malena

Fuente: “Mente y cerebro”; “El árbol genealógico de las enfermedades mentales”; Jochen Paulus, psicólogo y periodista científico en Frankfurt am Main, Alemania.