¿Por qué personas que nunca oyeron hablar de este fenómeno,
con distintas creencias religiosas o completamente escépticos, de diferente origen,
raza, edad, educación o clase social,
cuentan lo mismo después de haber tenido una experiencia cercana a la muerte?
No muchos saben que este fenómeno también se puede
experimentar en forma voluntaria de otras maneras, sin que ocurra la muerte
física; ya sea a través de la meditación, en situaciones de crisis, durante el
estado intermedio entre el sueño y la vigilia, o mediante el consumo de sustancias
con propiedades alucinógenas.
En el antiguo Egipto ya se hablaba del viaje astral;
también fue mencionado por los griegos e incluso figura en
los textos sagrados hindúes.
El viaje astral se realiza con el cuerpo astral, que
es una copia del cuerpo físico pero menos denso, casi transparente y luminoso; que según algunas creencias religiosas tiene la
función de acompañar al alma a su destino, en el momento de la muerte.
El cuerpo astral permite internarse en un mundo
nuevo regido por distintas leyes, ampliar la percepción hasta lo indecible, ver
el color de las auras, el interior de los organismos y la energía que anima al
cuerpo físico. En un primer momento, puede incursionar por el mundo físico,
atravesar paredes, escuchar conversaciones, ver los objetos dentro de sus
estuches cerrados con toda nitidez, volar; hasta que sin proponérselo es
desplazado hacia otros planos a través de un túnel.
Luego, la mayoría de las personas que tuvieron esta
experiencia, refiere encontrarse con
personas conocidas que pueden estar vivos o muertos y poder comunicarse con
ellos sin hablar.
La sensación que todos sienten es de una felicidad
inefable, euforia y júbilo y sorprende el hecho de que pueden conocer lugares o
personas que jamás han visto.
Lo curioso es que aunque el cuerpo físico esté
muerto, el cuerpo astral mantiene todas sus facultades intactas.
Pam Reynolds, cantante y compositora
norteamericana, estuvo clínicamente
muerta en un quirófano, durante una hora, mientras era operada de un tumor
cerebral.
Se pudo comprobar, bajo condiciones controladas científicamente, por
medio del registro del electroencefalograma, que aunque su corazón había dejado
de latir, ella podía ver su operación, los
instrumentos que se utilizaban, observar a los cirujanos y escuchar lo que
decían.
Pamela también atravesó el túnel y pudo ver y
escuchar a su abuela fallecida y a un tío que había muerto siendo joven, que fue el que le dijo que tenía que volver.
Como ella se negaba, él se ofreció a acompañarla
hasta la sala de operaciones y luego la obligó a saltar a su cuerpo dándole un
empujón.
Este caso pueden verlo ustedes mismos con más detalle, en un video
narrado por la propia protagonista, en Youtube.
Malena Lede - Psicóloga
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Muchas gracias por participar de este espacio!
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Muy buen material
ResponderEliminargracias ruben, saludos, malena
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