Existe una relación comprobada entre el estrés y el
envejecimiento que la meditación puede ayudar a controlar.
Las investigaciones indican que los que meditan desde hace tiempo suelen presentar
niveles más bajos de cortisol y adrenalina, que son las hormonas que se liberan
como respuesta al estrés; y además, tienen una
mayor resistencia a las enfermedades.
Más allá de los beneficios espirituales, la
meditación ha sido bien recibida por la medicina de Occidente, por los
profundos efectos que tiene sobre el cuerpo.
Aunque anteriormente se pensaba que la meditación
exigía muchos años de práctica, una serie de experimentos realizados en la
Universidad de California a fines de la década de 1960, con la participación de un grupo de voluntarios, mostró que la técnica de Meditación
Trascendental les producía rápidamente una relajación profunda, modificaciones en
la respiración, el ritmo cardiaco y la presión arterial, se sentían más tranquilos y podían experimentar el silencio interior.
La mente suele estar en todo momento, llena de
pensamientos, proyectos, deseos, sueños e ideas durante el estado de vigilia; la
meditación lleva al sistema nervioso a un estado de alerta en reposo, con la
mente despierta y el cuerpo profundamente relajado.
Luego de sus observaciones, el fisiólogo R.Keith Wallace, de la Universidad de
California, descubrió que en ese estado de relajación, el metabolismo del
sujeto disminuía aunque mantuviera la conciencia de vigilia y caía en un estado
de reposo doblemente más profundo que el sueño más profundo, antes de los diez
minutos.
Wallace también investigó los efectos de la
meditación sobre el envejecimiento, tomando como referencia tres índices que
declinan con el paso de los años que
son: la presión sanguínea, la visión a corta distancia y el umbral de audición;
y pudo comprobar que todos estos niveles a largo plazo mejoraban con la práctica de esta disciplina.
Los resultados de las investigadores mostraron que los individuos que practicaron meditación durante un tiempo menor a cinco años presentaban término medio, las características propias de una edad biológica cinco años menor con respecto a su edad cronológica, mientras quienes meditaron más de cinco años presentaban indicios de una edad
biológica doce años más joven que su edad cronológica.
Otras investigaciones realizadas para calcular la probabilidad de los riesgos de seguros, se dedicaron a controlar el estado general de salud de dos mil meditadores de todas las
edades y confirmaron que todos gozaron de mejores condiciones de salud en relación a los no meditadores; y estos beneficios se
registraron en mayor proporción en personas de más de 65 años.
Malena Lede - Psicóloga
Fuente: "Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo"; Deepak Chopra
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