Existen parejas con hijos, que conviven en la misma
casa, pero que se desenvuelven en forma
independiente en la vida cotidiana.
Se trata de gente que está haciendo lo que le gusta
y que vive la mayor parte de su tiempo concentrada en su propio interés.
Son personas que se sienten bien con sus propios
quehaceres y que tal vez no pueden brindar lo que se espera de ellos, o sea una
preferencial dedicación a la familia y a
los hijos.
Pasan muchas horas trabajando afuera o sentados
frente a la computadora, hablan por teléfono, pasan horas contestando su
correspondencia y pueden dar cátedra de sus conocimientos pero con su pareja e
hijos hablan sólo lo necesario.
Es común que las personas que se parecen se agraden
mutuamente y deseen formar pareja, como en este caso, cuando ambos están muy
dedicados y concentrados en sus respectivos trabajos.
Los hijos de estas parejas se acostumbran de esta
forma a tener padres fríos y distantes
que no les dan demasiada confianza y aprenden a hacer lo mismo; o sea a dedicarse
a sus cosas como hacen ellos.
Son hogares que aunque parezca increíble pueden
funcionar con un equilibrio sorprendente; en los que los niños son como adultos
porque desde muy chicos se han tenido que acostumbrar a arreglarse solos, saben
hacerse un sándwich cuando no hay nadie y se acuestan cuando quieren pero con
la condición que al día siguiente se levanten ni bien el despertador suene.
Estos chicos tienen valores incorporados porque han
aprendido que antes que nada están las obligaciones, que quejarse es lo que
hacen los débiles, que en esta vida tienen que enfrentar con valentía lo que
les toca y no esperar que los demás les hagan lo que tienen que hacer ellos.
Desde chiquitos se visten solos, aunque salgan con
un zapato de un color y otro de otro, hacen sus deberes sin ayuda y pocas veces
se atreven a no respetar sus límites.
No es la mejor manera de vivir pero tampoco la peor,
porque a veces, el exceso de confianza, la permisividad y la falta de proyecto
de vida de los padres suele ser el caldo de cultivo óptimo para criar hijos
haraganes, buenos para nada e incapaces de hacer un esfuerzo propio, que no
saben lo que quieren y que se aburren de todo.
Claro que en estos hogares puede faltar diálogo y demostraciones
de afecto, pero el amor es algo que se puede expresar de muchas formas, sin
necesidad de hablar tanto.
El hecho de estar los padres presentes cumpliendo su
rol y sin perder de vista a sus hijos aunque estén pensando en otra cosa, es algo que muchas
veces no se hace y que puede ser más importante que muchos besos y abrazos
que se suelen dar a los hijos para no sentir culpa por considerarlos una carga.
Tener padres que estén cumpliendo su propósito
personal es la mejor enseñanza de vida que pueden recibir los hijos; sin
embargo, no es lo más común, lo usual es
tener padres frustrados, amargados y resentidos que proyectan toda su frustración y su propia culpa en ellos.
Malena Lede -
Psicóloga
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Puede ser que eto parezca mui moderno, pero en realidad siempre ay dolores sentimentales en estas relaciones. La falta de afecto pude provocar en los hijos y en la pareja muchas carencias emocionales que se transformar en grandes y eternas heridas. Estas son las relaciones tecnologicas cada uno con sus computadora o sus interesses sin esperar amor de su familia. una verdadera katastrofe familiar.
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