El fabulador es un individuo que vive la ilusión de
ser una persona diferente; y que logra disociarse para convertirse en otro capaz de hacer todo
aquello que no podría, con su real identidad.
Casi siempre se trata de alguien con gran atractivo
personal y simpatía; muy inteligente y con extraordinaria habilidad para idear
engaños y artificios y para representar el rol principal en la novela que
inventa para estafar y defraudar a todas las personas adineradas que se cruzan
en su camino.
Es muy difícil desenmascararlo porque las tramas que
protagoniza suelen ser altamente sofisticadas y capaces de comprometer a personajes
políticos de turno y a encumbrados empresarios; lo que puede ser un obstáculo
para que sus delitos salgan a la luz y sea juzgado. Pero también, lo beneficia el hecho de que
muchas de sus estafas no se denuncian, principalmente por cuestiones de
impuestos o por no pasar por estúpidos.
Los fabuladores suelen mentir sobre su familia, su identidad, su origen, su nacionalidad, su
ocupación, sus estudios y su educación; son
capaces de adoptar la personalidad de cualquier individuo, sea cual sea su
nivel y rango, con la maestría propia de
alguien altamente calificado y pueden desempeñarse con la mayor soltura e
idoneidad para llevar a cabo sus ambiciosos planes.
No siempre para ellos, el principal motivo de sus
fraudes es el dinero o algún otro beneficio, porque por lo general, lo que hacen representa un desafío para probarse a sí mismos de lo que
son capaces.
El fabulador es un psicópata, un individuo que no ha
incorporado valores y que puede realizar cualquier delito sin sentir culpa.
Las personas que no logran incorporar valores suelen
haberse educado en hogares que tampoco respetaban los valores familiares ni
sociales o haber recibido señales opuestas de sus padres sobre lo que está bien
y lo que está mal.
El psicópata no sufre de una enfermedad mental sino de
un trastorno grave de la personalidad que es imposible revertir y que no tiene
cura.
Los psicópatas que han cometido delitos suelen estar
presos, pero la gran mayoría de ellos está libre, circula por la ciudad, puede
tener un trabajo y hasta una profesión y también puede haber cometido graves
crímenes con tanta habilidad e inteligencia que difícilmente se descubran.
Saluda a tus vecinos, pero no los molestes, porque no
sabes nunca con quién estás tratando.
Malena Lede - Psicóloga
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