El compromiso personal se crea a partir de una
obligación contraída, de la palabra dada o de la fe empeñada.
Representa la responsabilidad moral o afectiva de
satisfacer la expectativa generada por nuestra conducta que crea una obligación.
La falta de compromiso indica ausencia de convicción, indecisión y temor; mientras que el compromiso significa defender las propias ideas y tomar partido, involucrarse en
todo lo que se hace, en el trabajo, en el amor, en la política y en cualquier
otro vínculo que implique hacerse cargo
de una situación y responder adecuadamente a los requerimientos y consecuencias de la propia acción.
Hay personas que se comprometen totalmente con todo
lo que hacen en la vida y otras que prefieren permanecer indiferentes y evadir
en lo posible las responsabilidades laborales o afectivas.
Elegir no arriesgarse en la vida por miedo a la
frustración o al fracaso, puede hacer que uno se sienta más seguro, pero al
mismo tiempo no permite disfrutar; porque la capacidad de gozo es proporcional al grado de
compromiso que uno asuma y porque las
cosas que nos resultan indiferentes, aún siendo gratas, no nos proporcionan
emoción alguna.
El que no se compromete con su trabajo, hará su
tarea siempre al mismo ritmo, tenga mucho o poco que hacer y tampoco tendrá
interés en ayudar a sus compañeros porque elige no involucrarse con los objetivos de
ninguno.
Tomar parte en una discusión implica comprometerse
con una postura para poder dar una opinión según los propios principios, pero
los indiferentes prefieren no participar, alejarse o actuar con la diplomacia
suficiente como para salir indemne sin darle la razón a ninguno.
El que mantiene una relación afectiva sin definirse nunca, con el argumento de no estar seguro o de no
estar suficientemente maduro, está eludiendo el compromiso y dejando la puerta abierta para poder desligarse
de la relación a su antojo.
La persona comprometida no se conforma con ver pasar
la vida a su lado sin hacer nada, va a la búsqueda de lo que desea con la
esperanza de lograrlo.
El que no se quiere
comprometer es egoísta porque sólo piensa en sí mismo y carece de empatía, sensibilidad y compasión.
Malena Lede – Psicóloga
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Tengo 15 años de pareja y 3 hijos, existen problemas cotidianos pero no son relevantes, con nuestro segundo hijo deje de trabajar para cuidarlos, cuándo hayan crecido un poco más retomare el trabajo. Mi pareja nos da una buena vida. Pero el matrimonio no está en mis planes, nunca ha sido mi sueño casarme, él me sorprendió en una ocasión con un anillo etc etc, le acepte y sacamos fecha en 3 ocasiones peron nunca nos casamos, ver acercarse el día nada más me da ganas de vomitar y entro en pánico...porqué? Gracias y buenas noches.
ResponderEliminarhola Gina, el casamiento es una celebración social que formaliza en una sociedad la unión legal de una pareja, en tu caso, el compromiso ya lo tienes hace 15 años, no veo cómo el casamiento puede cambiar algo.
ResponderEliminarYo creo que tanto casada como soltera cualquiera puede liberarse de un compromiso que ya no desea y no engañarse toda la vida con la ilusión de ser soltera porque eso no cambia nada.
Dices que el matrimonio no está en tus planes, sin embargo tienes una pareja de 15 años y tres hijos y además dejaste todo para cuidarlos y para A esta altura no vale la pena cuestionarse tanto ni tampoco casarse si te hace sentir tan mal, porque si profundizas demasiado te puedes sentir mucho peor. saludos, malena