Esta
conocida frase es del Dr. Alberto Cormillot, líder en Argentina del arte de
enseñar a comer; porque lo difícil no es hacer la dieta, sino mantener firme la
decisión de cambiar de estilo de vida en forma permanente.
La obesidad es una adicción que tiene bases genéticas y que también se relaciona con el contexto.
La obesidad es una adicción que tiene bases genéticas y que también se relaciona con el contexto.
Se puede bajar de peso con cierta facilidad pero lo difícil es mantener esa sobria conducta en el tiempo y esto no es sencillo porque las adicciones no se curan.
Una
conducta nueva sólo se puede incorporar cuando se transforma en un hábito y se
retroalimenta con la sensación gratificante de verse cada día mejor.
Seguir
una dieta no tiene que ser una tortura, porque de esa manera no se puede mantener, tiene que ser un régimen alimenticio rico y variado y reunir todos
los nutrientes necesarios.
Todos
desconfiamos de nuestras debilidades y dudamos de nuestras fortalezas cuando
tenemos que cambiar y empezar a vivir de otra manera, pero sólo el cambio nos
permite avanzar.
Programarse
mentalmente para el cambio es el primer paso para lograr cualquier objetivo y
para transformar los impedimentos en nuevos desafíos.
La
clave para adelgazar es detectar las emociones que están asociadas con las
ingestas, como por ejemplo comer para tranquilizarse o para entretenerse, sin
tener hambre.
Existen
otros placeres en la vida que no se relacionan con la comida y que pueden
resultar más satisfactorios, como puede ser plantearse nuevas metas y objetivos.
Estar obeso es una buena
excusa para no crecer, no hacen gimnasia porque están gordos, no salen porque se avergüenzan de su cuerpo, están esperando adelgazar para cumplir con sus metas, pero mientras tanto, siguen
comiendo.
Empezar
una dieta sólo por hoy y cada día renovar la apuesta sin pensar que nunca más
podrán comer lo que les gustas es la clave, porque de otro modo las cosas no funcionan, y porque las
exigencias desmedidas no dan resultado.
Se
puede hacer vida social sin necesidad de reunirse a comer, se puede tener
nuevos intereses que obliguen a estar más activos, se puede controlar el
pensamiento y tener objetivos más claros, se puede calmar la ansiedad sin
recurrir a la comida o a las sustancias indebidas.
Comer
en exceso es un acto compulsivo, algo que se hace sin pensar y sin tener plena
conciencia.
¿Por
qué engordamos? Porque comemos en
exceso, por ansiedad, por aburrimiento, menos por hambre.
La
depresión, los vaivenes de la vida, las contrariedades, las frustraciones, la
mala suerte, no pueden ser excusas para gratificarse comiendo, porque la comida no soluciona nada, al contrario puede obstaculizar todos los proyectos.
Hay que enfrentar los problemas como corresponde, aceptando lo que no se puede cambiar y tratando
de cambiar lo que sí se puede, con la lucidez suficiente como para darse cuenta de
la diferencia.
Malena Lede - Psicóloga
Malena Lede - Psicóloga
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