Algunos afirman que
la gente en esta época se ríe menos que hace cincuenta años, como si los
cambios y los adelantos de toda índole que se lograron en todos estos años le
haya arruinado el estado de ánimo y le haya quitado buena parte
de la alegría de vivir.
Se puede percibir
el desánimo en casi todo el mundo, un pesimismo generalizado que se puede
comprobar en casi todos los programas de televisión y también en las películas.
¿Cómo hacía la
gente para estar alegre durante la guerra? Porque a pesar de todo se seguían
casando y teniendo hijos, festejaban las fiestas como si no pasara nada y aun
bajo la amenaza de las bombas se atrevían a celebrar la vida.
Para poder reír lo
que más se necesita es disposición para tomar las cosas que pasan con humor,
aún las más difíciles, porque la risa viene de adentro, del modo de ver el
mundo y no depende tanto del afuera.
La realidad tiene
siempre dos aspectos, uno dramático y otro cómico; aún en las circunstancias más adversas podemos
reírnos. ¿Acaso no existe el humor negro?
La felicidad no es
una condición que se necesita para reír, se puede reír y mucho aun en momentos
difíciles, porque la risa disminuye el estrés y permite tomar distancia de los
problemas.
La risa se contagia
de modo que los que ríen pueden alegrar a otros y hacerlos más felices.
La seriedad está
sobrevaluada si se considera que es indicio de honestidad y confianza; porque,¿
cuántas personas conocemos en el mundo que no se ríen y que son capaces de burlarse
de nosotros?
La risa es un
mecanismo natural que ayuda a afrontar la adversidad con mayor fortaleza.
Hay personas que
trasladan su amargura por algo en particular a todos los sectores de su vida y
de esa manera contaminan todas sus experiencias.
Llevar alegría al
trabajo y reír con frecuencia levanta el espíritu de los que están alrededor,
eleva la propia autoestima, la capacidad de trabajo y la buena disposición
hacia los problemas. La risa estimula la
imaginación e inspira la creatividad, nos permite estar más atentos y
fortalecer la memoria, aprender con más
facilidad y mejorar la comunicación. Reír es gratis y no requiere tener ninguna
motivación.
Una carcajada a
tiempo borra los pensamientos negativos, ahuyenta las preocupaciones y produce
cambios favorables en el cuerpo y en la mente.
Los músculos que
participan en la risa activan zonas del cerebro y producen endorfinas, que son
las hormonas de la felicidad.
Agreguemos risas a
nuestras vidas y seremos más felices.
Malena Lede -
Psicóloga
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