Las personas que
sufren de este trastorno perciben las emociones de los demás en forma más negativa
de lo que realmente son.
Estas patologías de
la alimentación que se conocen como anorexia, bulimia y otras formas no
especificadas que no presentan todos los síntomas, sino algunos de ellos, están
encubriendo conflictos mucho más profundos.
Por lo general se
trata de personas con una personalidad obsesiva, en estos casos preocupados en
forma constante por su peso y su dieta.
En la anorexia
nerviosa, el miedo a engordar no es la única preocupación de estos enfermos
sino también la baja autoestima, el desprecio de sí mismos, lo que opinan los
demás, el exceso de autocontrol y la obstinada búsqueda de la perfección.
Cuando la
enfermedad está avanzada estas personas se ven gordas y deformes aun estando
extremadamente delgadas, aunque frecuentemente frente a los otros, den la
impresión de ser “normales”, perfectas, de alto nivel académico o laboral, de elevado
nivel intelectual y de aparentar no tener ningún conflicto.
En cuanto a las
personas que padecen bulimia nerviosa, son inseguras, insatisfechas de sí
mismas, se obsesionan con la dieta y con el peso, tienen atracones y luego
vomitan, toman purgas o hacen ejercicio en exceso, se sienten culpables y sienten
un gran desprecio de sí mismas.
Se caracterizan por
ser impulsivas y por su poca tolerancia a la frustración y a la crítica.
Estas pacientes,
principalmente del sexo femenino, interpretan cualquier emoción de los demás en
forma negativa, aunque no sea así, al considerar erróneamente que no pueden
satisfacer sus deseos por no ser perfectas.
Por este motivo, se ven afectadas sus relaciones sociales, lo cual
resiente su salud y bienestar y repercute también en el bienestar de quienes las
rodean.
Por lo tanto, en
estos casos, es recomendable el tratamiento psicoterapéutico.
Malena Lede –
Psicóloga
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