(Foto de Malena)
Hacer negocios para
generar ingresos propios es lo que todo ser humano desearía hacer en lugar de
buscar un empleo y trabajar para otros. Pero para alcanzar esta meta es
necesario cambiar de forma de pensar y creer que eso es posible.
Esto es lo que afirma
el economista de las Universidades de Dhaka y Vanderbilt, Muhammad Yunus, que
hace 42 años fundó en Bangladesh el Grameen Bank, el banco para pobres y que creó
los microcréditos, sistema que cambió la
vida de las mujeres de ese país.
Lo fundamental es
saber lo que quiere el ser humano, porque básicamente todos somos creativos y
potenciales emprendedores.
La gente no sabe
que si tiene una buena idea pueden existir muchos que deseen invertir en ella;
pero el Grameen Bank abarca un segmento de población mucho más amplio; presta dinero a cualquier mujer que desea
iniciar un pequeño negocio y necesita para ello un pequeño crédito para comprar
una máquina de coser, una bicicleta, una computadora, una cocina, una vaca o
cualquier otra cosa que le permita comenzar a desarrollar lo que le gusta hacer
y que al mismo tiempo sea su fuente de ingresos.
Los préstamos son
sin garantía y sólo para mujeres, porque ellas son las únicas que terminan de
pagar sus créditos.
En Bangladesh, todo
el dinero de una familia le pertenece al marido; pero ahora, la mujer ha
adquirido independencia, posee una cuenta de ahorro que sólo puede operar ella
y una actividad que le permite subsistir y que en caso de divorcio, le
pertenece.
Recibimos una
educación que nos sirve para buscar un empleo, pero que no nos garantiza
encontrarlo. Mientras exista gente
frustrada que se sienta aislada, sin apoyo y sin perspectiva de poder
mantenerse y realizarse, continuará ahondándose la brecha entre ricos y pobres,
los ricos serán cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres.
Estas diferencias
son la que nos separan y las que producen las guerras; lo que hace que la gente
no sea feliz y se vuelva violenta.
Muchos no entienden
que la felicidad no es acumular dinero sino el bienestar que produce sentirse
bien con uno mismo.
La brillante idea
de Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz en 2006, debe prosperar y dar lugar a otros proyectos
similares, que no exigen grandes inversiones sino que sólo necesitan del
impulso creativo y solidario de personas como él, interesadas en erradicar la pobreza y
dispuestas a ayudar a terminar con las desigualdades que todavía marginan a
millones de personas en el mundo.
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