¿Por qué los
suicidas no desean más estar en este mundo?
No se les puede preguntar porque la mayoría logra su propósito; pero es
evidente que aunque la expectativa de vida haya aumentado, las condiciones hayan mejorado y la tecnología esté
reemplazando los trabajos insalubres y agotadores, la gente parece no estar
satisfecha, se deprime y puede terminar suicidándose.
Y esto no es nada raro ya que la vida de los
jóvenes en edad laboral, en los países más avanzados del mundo, no parece nada envidiable.
Un ejemplo común
puede ser el tipo de vida que le espera a una persona joven, profesional con altos ingresos, viviendo sola en una
casa lujosa o en un departamento con todas las comodidades; levantándose todos los días temprano, haciendo ejercicios, desayunando parada cualquier cosa, y saliendo a correr por los alrededores, tal como hacen otros tantos que verá pasando a su lado, con los mismos audífonos de los celulares
puestos y mirando alrededor sin ver, sin reconocer a nadie, sin saludar, sin
intentar entablar una conversación jamás con ninguno.
Luego de correr, llegar al trabajo para sentarse frente a una computadora, como todos los demás, para realizar sus tareas cotidianas, aparato que será lo único que atraiga su atención todo el día.
Somos animales
sociales y este tipo de vida se está pareciendo demasiado al autismo, la pérdida de la capacidad para conectarse con otros seres humanos.
Cuando viajo en el
subterráneo, puedo ver a todos los jóvenes conectados a su celular, que con la
mirada fija y abstraídos como autómatas se evaden de su entorno sin prestar
atención a otra cosa.
Sin duda, el
celular apareció para terminar con los vínculos que conocíamos y para iniciar
una nueva era, la era de comunicarse mediante un intermediario, una nueva especie de humano que logró terminar con el trato personal cara a cara y que descubrió la manera de acercarse o
alejarse de los otros sin dar explicaciones e incluso de ignorarlo sin que se ofenda.
La soledad es la
primera causa de muerte por suicidio, después de haberse sentido por mucho
tiempo aislado, desconocido, innecesario o prescindible. Es cuando se experimenta la sensación que a nadie le importa que uno exista.
Muchos se refugian
en sus trabajos y tienen amigos virtuales, de esos que apenas conocen, que
nunca han visto personalmente, que seguramente les mienten y se comportan como si fueran otros, pudiendo permanecer de ese modo, para siempre.
La familia en la que se ha nacido ha
perdido su significado. Pueden llegar a ser personas, que aunque crean amarse de
verdad, prefieren mantenerse lejos. Y la familia propia representa cada vez más
una utopía, porque aunque la soledad los lleve a la muerte, la prefieren.
Las personas jóvenes, no se dan cuenta que con su actitud van creando su propio destino, se atreven a ignorar sus necesidades básicas de afecto y terminan odiando a la realidad que crearon ellas.
Vivir en un mundo
así, deshumanizado, insensible y mecánico, volcado únicamente a lo práctico,
utilizable y rentable, puede ser eficiente en la práctica, pero no eficaz ni
deseable para un ser humano.
Puede brindarle comodidades insospechadas pero también frustraciones insufribles, puede matarlo de insatisfacción y aburrimiento y hacerlo sentir anímicamente lejos de la Tierra, como flotando en el espacio.
Puede brindarle comodidades insospechadas pero también frustraciones insufribles, puede matarlo de insatisfacción y aburrimiento y hacerlo sentir anímicamente lejos de la Tierra, como flotando en el espacio.
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