Como en esta vida hay que intentarlo verlo todo y yo también no quiero perderme nada, para satisfacer mi curiosidad, estoy asistiendo a una Iglesia cristiana de origen brasilero que asegura a los fieles que los milagros son posibles.
¿Quién es el que ahora no tiene algún familiar enfermo o que está sufriendo hace años de una enfermedad o un dolor crónico, que ha perdido el trabajo, que todo lo que intenta hacer le sale mal, que se siente infeliz, depresivo o sin ganas de seguir adelante?
Hoy en día, debido a la pandemia, son muchos los que han quebrado sus negocios, han disminuido su patrimonio, han perdido sus casas y hasta han llegado a padecer hambre.
Cuando estamos deprimidos o nuestra vida ha sufrido un profundo quiebre, la religión puede ser el soporte que necesitamos para no caer en una depresión y para intentar levantarnos.
No puedo decir que esta pandemia no me ha afectado, como a todos, yo también sufrí el encierro, perdí el trato presencial con mis parientes y amigos, sufrí pérdida de trabajo, la incertidumbre, el miedo, y hoy también como todos, estoy tratando de levantar el ánimo para seguir adelante.
Por eso me acerqué a esta Iglesia cristiana, aún siendo católica, porque como ya dije antes, en esta vida hay que intentar verlo todo y evaluar por uno mismo, sin prejuicios, cualquier eventual recurso que pueda ayudarnos.
Para estos cristianos los milagros son posibles siempre que se esté dispuesto a comprometerse con Cristo y hacer la parte que nos corresponde o sea cambiar.
Me di cuenta que es como una psicoterapia, porque los psicólogos también afirmamos que para que un milagro sea posible en la vida de alguien, en primer lugar hay que ser capaz de cambiar.
Eso es precisamente lo que los psicoanalistas y psicólogos pretendemos lograr con los pacientes, que no es poco.
Todos estamos muy condicionados por nuestras experiencias, por la educación, por nuestro temperamento básico, por los valores que hemos internalizado, por nuestra condición social, y también por esta pandemia que va a dejar, sin ninguna duda, en la gran mayoría una huella profunda.
Este culto ofrece casi lo mismo que una psicoterapia, pero con la ayuda de Cristo y la sugestión colectiva, que las personas cambien, para que por fin se haga realidad lo que desean y todo aquello para lo que han nacido.
El culto siempre ha existido de alguna forma desde el principio de los tiempos, porque todo ser humano necesita Algo o Alguien que lo sostenga frente a los avatares de la existencia.
Sea cual sea el culto que se profese, es innegable el consuelo que puede brindar en tiempos de crisis y la ayuda que representa para no perder el equilibrio.
Yo también creo que la fe puede mover montañas o sea que puede salvarnos de cualquier calamidad que nos amenace y que para el que tiene la gracia de creer todo es posible.
El que no cree más que en la razón o en la ciencia, también es un creyente, cree que la razón o la ciencia es la verdad y el camino que hay que seguir para evolucionar y ser mejores personas.
El hecho de creer en nosotros mismos, en mejorar, en evolucionar, en estar cada día mejor, puede ser la clave para que todo en nuestra vida cambie, si es verdad que la vida es sólo un pensamiento hecho realidad.
Malena Lede
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