LA CIVILIZACIÓN
El homo sapiens se diferenció de otros
homínidos, por tener un cerebro más grande, lo que le permitió desarrollar
tareas más complejas y seguir evolucionando hasta ahora.
A partir de la escritura que comienza cuatro
mil años antes de Cristo, se puede tener
información sobre las condiciones de vida, la organización social, las
costumbres y todo lo que se refiere a la cultura y el grado de civilización que
alcanzaron los primeros humanos.
La civilización es la estructura de la vida
colectiva de los pueblos. Se caracteriza
por el desarrollo de un conjunto de elementos que dan como resultado una
cultura, como el idioma, las normas, las tradiciones, las instituciones, los
valores y los símbolos.
Son los modelos de comportamiento socialmente
trasmitidos y asimilados que caracterizan a cada grupo humano y le dan forma a
su estilo de vida.
En un principio, el homo sapiens, como otros
homínidos, era nómade, porque cada vez que se le agotaban los recursos de los
alrededores, tenía que emigrar a otras regiones donde podría asegurar su
subsistencia.
El descubrimiento de cómo dominar el fuego
fue un gran paso adelnte, ya que mejoró su calidad de vida, sirviéndole para
calentarse en el invierno, mantenerse protegidos de los depredadores,
iluminarse por las noches y mejorar el sabor de sus comidas.
En esa época, la especie humana tenía una
expectativa de vida muy corta debido a enfermedades, precarios refugios, factores
climáticos desfavorables, incendios, inundaciones o ataques de las fieras
salvajes o de otros grupos.
A pesar de las dificultades, con el tiempo,
aprendieron a sembrar la tierra y a cosechar, lo que provocó un cambio radical
en sus vidas, volviéndose sedentarios.
El sedentarismo les exigió una organización
social más compleja y la necesidad de establecer jerarquías para asegurar el
cumplimiento de las reglas de convivencia y la equitativa distribución de
alimentos.
Los grupos de homo sapiens que habitaban
zonas más frías e inhóspitas pudieron alcanzar un grado de civilización más
avanzada que los que habitaban selvas tropicales, donde el clima cálido les
permitía encontrar alimentos fácilmente y construir sus casas con las ramas de
los árboles.
Todas esas comunidades crearon su propia
cultura acorde a sus necesidades para mantener una convivencia estable,
abastecerse, multiplicarse y vivir una vida más confortable, intentando
evolucionar modificando a la naturaleza.
Las orillas de ríos y mares fueron la cuna de las civilizaciones
más antiguas; en Africa, los egipcios a lo largo del río Nilo, en China, cerca
del río Amarillo, en la Mesopotamia, los sumerios, en los márgenes del Éufrates y el Tigris, en la India a la vera del Ganges y en Europa
alrededor del Mar Mediterraneo.
En el continente americano también existieron
civilizaciones milenarias de las cuales quedan como testimonio las ruinas de sus ciudades, cuyas culturas eran muy
avanzadas, algunas con características similares a las de los egipcios.
Las epidemias de la antigüedad diezmaban
poblaciones enteras y grandes ciudades terminaron desapareciendo, según se
cree, abandonadas por sus habitantes para huir de las enfermedades.
En la Edad Media, a medida que aumentaba la
población proliferaron las epidemias. La
gente moría de cualquier infección por estar en contacto con animales, por
vivir en precarias condiciones de higiene y por no contar con un sistema
sanitario adecuado para mantener las calles limpias de aguas servidas y
deshechos humanos, ya que no existían las cloacas ni el agua potable.
Mientras tanto, en América, después del
descubrimiento, los navegantes europeos llevaron sus enfermedades a esas
costas, contra las cuales los nativos no tenían defensa, los explotaron y se
esforzaron en difundir su propia cultura y creencias religiosas.
Recién, gracias al químico y bacteriólogo
francés, Luis Pasteur (1882-1895) nació la esperanza, porque se dedicó por
completo a la biología e ideó un método revolucionario para defender a la
humanidad de enfermedades infecciosas hasta ese momento mortales: la vacuna.
Además, Pasteur pudo demostrar la
invariabilidad de la teoría que sostenía que el origen de las especies se había
producido por generación espontánea.
Finalmente, en 1888, pudo tener resultados
exitosos con su vacuna contra la rabia; y desde entonces es que se puede contar
con un arma valiosa para esa enfermedad que hasta ese momento era incurable.
Pasteur también elaboró la vacuna contra el
cólera aviar, producido por la bacteria pasteurella avicida y también el
procedimiento para esterilizar la leche y el vino.
Actualmente, la civilización sigue avanzando en casi todo el mundo, lográndose, controlar con la vacuna respectiva, muchas otras enfermedades graves, incluso la pandemia de Covid19 que aunque actualmente ha disminuido su propagación y letalidad, todavía nos sigue acosando.
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Muy instructivo!! Gracias Male 😍
ResponderEliminarMuchas gracias Male. El paso siguiente Fleming...y la vacuna contra la polio
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