MALDITA CUARENTENA - CAPITULO VII

 

LA CIVILIZACIÓN

   El homo sapiens se diferenció de otros homínidos, por tener un cerebro más grande, lo que le permitió desarrollar tareas más complejas y seguir evolucionando hasta ahora.

   A partir de la escritura que comienza cuatro mil años antes de Cristo,  se puede tener información sobre las condiciones de vida, la organización social, las costumbres y todo lo que se refiere a la cultura y el grado de civilización que alcanzaron los primeros humanos.

   La civilización es la estructura de la vida colectiva de los pueblos.  Se caracteriza por el desarrollo de un conjunto de elementos que dan como resultado una cultura, como el idioma, las normas, las tradiciones, las instituciones, los valores y los símbolos.

  Son los modelos de comportamiento socialmente trasmitidos y asimilados que caracterizan a cada grupo humano y le dan forma a su estilo de vida.

  En un principio, el homo sapiens, como otros homínidos, era nómade, porque cada vez que se le agotaban los recursos de los alrededores, tenía que emigrar a otras regiones donde podría asegurar su subsistencia.

  El descubrimiento de cómo dominar el fuego fue un gran paso adelnte, ya que mejoró su calidad de vida, sirviéndole para calentarse en el invierno, mantenerse protegidos de los depredadores, iluminarse por las noches y mejorar el sabor de sus comidas.

  En esa época, la especie humana tenía una expectativa de vida muy corta debido a enfermedades, precarios refugios, factores climáticos desfavorables, incendios, inundaciones o ataques de las fieras salvajes o de otros grupos.

  A pesar de las dificultades, con el tiempo, aprendieron a sembrar la tierra y a cosechar, lo que provocó un cambio radical en sus vidas, volviéndose sedentarios.

  El sedentarismo les exigió una organización social más compleja y la necesidad de establecer jerarquías para asegurar el cumplimiento de las reglas de convivencia y la equitativa distribución de alimentos.

   Los grupos de homo sapiens que habitaban zonas más frías e inhóspitas pudieron alcanzar un grado de civilización más avanzada que los que habitaban selvas tropicales, donde el clima cálido les permitía encontrar alimentos fácilmente y construir sus casas con las ramas de los árboles.

   Todas esas comunidades crearon su propia cultura acorde a sus necesidades para mantener una convivencia estable, abastecerse, multiplicarse y vivir una vida más confortable, intentando evolucionar modificando a la naturaleza.

   Las orillas de ríos y  mares fueron la cuna de las civilizaciones más antiguas; en Africa, los egipcios a lo largo del río Nilo, en China, cerca del río Amarillo, en la Mesopotamia, los sumerios,  en los márgenes del Éufrates y el Tigris, en  la India a la vera del Ganges y en Europa alrededor del Mar Mediterraneo.

  En el continente americano también existieron civilizaciones milenarias de las cuales quedan como testimonio las ruinas  de sus ciudades, cuyas culturas eran muy avanzadas, algunas con características similares a las de los egipcios.

   Las epidemias de la antigüedad diezmaban poblaciones enteras y grandes ciudades terminaron desapareciendo, según se cree, abandonadas por sus habitantes para huir de las enfermedades.

  En la Edad Media, a medida que aumentaba la población proliferaron las epidemias.  La gente moría de cualquier infección por estar en contacto con animales, por vivir en precarias condiciones de higiene y por no contar con un sistema sanitario adecuado para mantener las calles limpias de aguas servidas y deshechos humanos, ya que no existían las cloacas ni el agua potable.

   Mientras tanto, en América, después del descubrimiento, los navegantes europeos llevaron sus enfermedades a esas costas, contra las cuales los nativos no tenían defensa, los explotaron y se esforzaron en difundir su propia cultura y creencias religiosas.

   Recién, gracias al químico y bacteriólogo francés, Luis Pasteur (1882-1895) nació la esperanza, porque se dedicó por completo a la biología e ideó un método revolucionario para defender a la humanidad de enfermedades infecciosas hasta ese momento mortales:  la vacuna.

   Además, Pasteur pudo demostrar la invariabilidad de la teoría que sostenía que el origen de las especies se había producido por generación espontánea.

   Finalmente, en 1888, pudo tener resultados exitosos con su vacuna contra la rabia; y desde entonces es que se puede contar con un arma valiosa para esa enfermedad que hasta ese momento era incurable.

  Pasteur también elaboró la vacuna contra el cólera aviar, producido por la bacteria pasteurella avicida y también el procedimiento para esterilizar la leche y el vino.

  Actualmente, la civilización sigue avanzando en casi todo el mundo, lográndose,  controlar con la vacuna respectiva, muchas otras enfermedades graves, incluso la pandemia de Covid19 que aunque actualmente ha disminuido su propagación y letalidad, todavía nos sigue acosando.