MALDITA CUARENTENA - CAPÍTULO XVIII



LA  SALUD  Y LA  ENFERMEDAD

 

    La salud no es sólo la ausencia de una enfermedad sino un estado de bienestar bio-psico-social.

    Para alcanzar este estado es necesario,  sentirse bien consigo mismo y conforme con las propias decisiones;  relacionarse con los otros, considerándolos tal cual son y no como  prolongaciones de nosotros mismos; concentrarse en lograr los propios objetivos sin aferrarse a ellos y desarrollar una actitud de colaboración hacia los demás haciendo lo que sabemos hacer mejor.

   A veces, una enfermedad se puede manifestar para evitar resolver conflictos y sus síntomas suelen ser su forma de expresión.

   Es cierto que la medicina tradicional ha alcanzado avances gigantescos y que tenemos que confiar en ella para el alivio y la curación de grandes males,  pero el enfoque científico se ha dividido en tantas especialidades y  en tantos segmentos que ha terminado perdiendo de vista al ser humano completo.

   Todo individuo está sano cuando su cuerpo y su alma conforman una  unidad armónica y toda enfermedad significa la pérdida de esa armonía. 

    Los síntomas expresan los desequilibrios orgánicos y psíquicos que obligan a indagar sobre las correspondientes causas que los han producido.

   Tanto la enfermedad como los síntomas que se manifiestan son señales portadoras de importante información sobre un individuo, sobre sus errores, sobre lo que  necesita, sobre lo que lo perturba y le desagrada, sobre lo que desea y no puede alcanzar. Por eso es necesario descubrir el por qué y el para qué de las enfermedades; porque curarse, no es sólo liberarse de un síntoma sino también la posibilidad de perfeccionarse como persona y de, por fin,  lograr la plenitud.

   Cada órgano enfermo tiene un significado diferente y cada síntoma revela lo que tiene que hacer una persona para curarse pero que a la vez no puede aceptar; un abrazo que no se anima a dar, un llamado que no quiere hacer, un perdón que no está dispuesto a ofrecer, o sea lo que no se puede hacer por temor al rechazo o por orgullo o por miedo.

   El síntoma es una forma de experimentar lo que no se  ha permitido vivir conscientemente y el que obliga a ser honesto consigo mismo.

   Detrás de cada síntoma hay mucha agresividad oculta, que se vuelve  contra el propio individuo.  Por su parte, el Ego se defiende como puede y estar a la defensiva es lo que le impide  amar.

   La historia personal y el cuerpo son las dos caras de una misma moneda; estamos diseñados para estar sanos pero la enfermedad se opone al curso natural de esa historia.

   En gran parte, depende de nosotros caer enfermos o sufrir trastornos crónicos o pasajeros, porque representan los intentos desesperados de sortear el curso natural de los hechos, de negar el paso del tiempo,  de no querer aceptar los cambios, del miedo a la soledad, a las pérdidas y a todos los dolores que produce el crecimiento.

   Crecer es aceptar e intentar superar los males que nos aquejan, así como el temor a la incertidumbre, al infortunio y a todos los avatares que nos toquen vivir en  esta existencia, porque  tal vez, atravesando con dignidad el discurrir de la vida podamos alcanzar por fin la paz eterna.