LA MANIPULACION - Psicología Malena Lede

    

Existen personas que tienen el poder suficiente de observación como para llegar a conocer a otras hasta el punto de poder manejarlas a su antojo o sea que manejan el arte de la manipulación en su relación con la gente.

    Esto es así porque si se conocen las debilidades, deseos, intereses y hasta los errores de otro,  con la debida atención, es posible ejercer una influencia sobre él para que cambie de opinión.

   Las técnicas de ventas son un ejemplo, claro que no se basan en el conocimiento de las personas en particular sino en lo que se espera de determinadas personas según su aspecto físico, la ropa que usa, cómo se maquilla, el barrio en que vive y hasta cómo será su forma de pago.

  Un psicólogo, por ejemplo, comienza a evaluar a su paciente desde que toca el timbre del consultorio. Un timbre apenas audible tiene un significado psicológico así como el que lo toca varias veces, con impaciencia o el que se prende al timbre y no deja de presionarlo hasta que le abren.

   Para un vendedor es fácil convencer a un cliente que es mejor lo que él le ofrece que lo que está buscando, porque en general, las ideas de la gran mayoría casi siempre son ilusiones que un buen vendedor tiene el poder de detectar y cambiar.

   Cada uno vive en su propio mundo, construido con su propia sensibilidad, sus experiencias,  su educación y su manera de pensar y actúa en función de ese modelo.

   Cambiar es difícil pero es posible que la opinión de otra persona con la suficiente capacidad para convencer a otra pueda lograrlo, aunque sea por poco tiempo.

   Cuántas veces nos vendieron algo que luego nunca usamos? Muchas, principalmente por el magnetismo de un vendedor o una vendedora que está haciendo bien su trabajo y que como nos agrada queremos de alguna manera gratificar.

   Todos nos manejamos con nuestros hábitos; porque son pocas las cosas que hacemos en forma consciente para responder adecuadamente a las situaciones que se nos presentan; además tendemos a identificar a aquellos con quienes nos relacionamos con personas que queremos.

   Los hábitos nos permiten responder a nuestras necesidades en forma inconsciente, pero para poder lograr nuestros propósitos y no caer en la manipulación de otro, tenemos que respetar tres cosas.

  En primer lugar tener bien claro el objetivo que queremos cumplir.

  En segundo lugar, estar alerta y atento para darse cuenta de lo que está sucediendo.

  En tercer lugar ser lo suficientemente flexible como para cambiar de forma de actuar cuando es necesario para lograr nuestros objetivos.

  Lo último que se debería hacer para lograr algo es pedirle un consejo a otro, ya que el otro va a opinar en función a su propio marco de referencia e intereses y no podrá nunca satisfacernos.

  Saber elegir no es fácil para quienes no se han comprometido con un objetivo bien claro y no confían en sus  propias decisiones.   Pero más difícil aún es no dejarse influenciar por otro, que suele ser hábil en el arte de la manipulación.

  Aunque la rigidez no es favorable en ningún aspecto de nuestras vidas porque nada es perfecto y todo cambia,  hay que encontrar el punto medio y ser flexible con nuestras propias decisiones.

  Uno de los fenómenos de la comunicación entre los seres humanos, es la ambigüedad, o sea cuando nos comunicamos en forma poco clara, porque en gran parte le estamos dando lugar a los otros para completar nuestros pensamientos con los suyos.

  Los vendedores no se comportan con todos sus clientes de la misma manera sino que primero lo observan, lo escuchan y se forman una idea de quien es y cómo piensa para lograr manipularlo y  venderle lo que él quiere.

  Hay clientes que entran en un negocio a comprar algo y que ningún vendedor se atreve a cambiarle la idea, no porque les teman sino porque saben que todo intento será inútil.

  Estos clientes que los vendedores y en general todo el mundo respeta, suelen hablar con claridad, con un tono de voz que muestra seguridad, con la cabeza alta y el cuerpo erguido todo lo cual podrá poner evidencia su confianza en sí mismo.

  Existen dos formas de comprender una experiencia: una es centrarse solamente en el contenido y la otra es teniendo en cuenta además la relación que se establece con el otro y el contexto en que se desarrollan los hechos.

  No obstante, como en general todos tenemos una visión limitada del mundo basada en las propias experiencias, es importante no quedarse cautivos en ella y permanecer abiertos al cambio,  en forma selectiva,  respetando nuestras propias ideas, valores, objetivos y nuestro propio sentido de la vida.

Malena Lede - 

Fuente: Distintos seminarios sobre Programación Neurolingüística sobre Educación, Negocios, Ventas, Salud y Terapia.