Iluminación o Estado de Gracia



Un día un discípulo le preguntó a su gurú. - ¿Si Ud. es un iluminado por qué no realiza milagros?

Entonces él le respondió: - No los necesito, porque veo la realidad tal cual es.

Todos querríamos ser santos, estar siempre en estado de gracia o estar iluminados porque por fin lograríamos la paz y seríamos libres.

La transformación espiritual no depende de algo externo o de una religión, sino de uno mismo y consiste en desprenderse de los patrones habituales de comportamiento y lograr un estado de conciencia más elevado.

En el estado de gracia salen a la luz todos los imposibles que estuvieron encerrados en nuestro interior, o visto desde una nueva perspectiva, que estuvieron hasta ese momento en el campo cuántico, como una posibilidad, y que ahora, con nuestra intención, se concretan.

La idea de que las cosas están fuera o dentro de nosotros no coincide con la realidad cuántica donde todas las cosas pueden estar en distinto lugar al mismo tiempo.

Darse cuenta de algo es tomar conciencia y cuando se enciende ese relámpago de conciencia se puede producir también una gran transformación inmediata; que a veces no es un fenómeno individual sino que es un proceso colectivo.

Un cambio en la conciencia no requiere esfuerzo, sólo el poder del pensamiento porque la realidad es diferente para cada estado de conciencia.

Como en los sueños por ejemplo, que es donde podemos actuar de manera diferente a este nivel de realidad, con un cuerpo que puede volar y hacer cualquier cosa que la mente desee imaginar.

En la naturaleza pueden existir leyes físicas que no conocemos todavía, que si las conociéramos nos permitirían hacer muchas cosas y solucionar muchos problemas.
Para descubrir la realidad en su totalidad el hombre necesita elevar su conciencia, porque el estado actual de conciencia ve sólo un aspecto, el que el hombre puede percibir hoy.

En la naturaleza, lo que es caliente en ciertas circunstancias podría ser frío en otras, y así infinidad de cosas que consideramos imposibles.

Una persona está iluminada o en estado de gracia cuando se da cuenta que sus deseos comienzan a cumplirse, contrariamente a lo que se supone debe ocurrir; y ese enorme poder es acompañado de alegría y júbilo, y el miedo ya no se justifica porque es reemplazado por el gran alivio que representa el conocimiento de la verdad.