Estar Sano es Estar Equilibrado



Existen algunas actitudes que ayudan a mantenerse sano y evitar enfermedades.

Hablar de los sentimientos, es algo que muchos no hacen por distintas razones. A veces la gente se avergüenza de demostrar sus emociones, de decir lo que siente sin tener en cuenta que todo lo que no dice lo termina exteriorizando el cuerpo, que acumula toxinas y las expresa con el lenguaje propio de cada órgano.

Cada uno de nuestros órganos está simbolizando cierto estado de ánimo sin palabras pero con la elocuencia que solo entienden los que prestan atención a lo que dicen cuando su función se altera, y cada persona se enferma de lo que puede.

Tomar decisiones permite salir de los conflictos. Los conflictos nos producen bloqueos psicológicos que traducidos al lenguaje del cuerpo significan estancamientos orgánicos, disfunciones, alteraciones celulares, irregularidades, dolores, y cualquier otra afección que afectan el funcionamiento normal de todo el cuerpo y que perturban la mente.

Quejarse no es ninguna solución, porque mantiene el estado de bloqueo emocional y orgánico, lo mejor es buscar soluciones con la esperanza de resolver el problema, siendo optimista.

La aceptación de uno mismo ayuda a lograr la paz interior y ser más feliz, sin tratar de parecerse a los demás ni intentar mantener las apariencias.

Los afectos genuinos y duraderos incluyen el cuerpo y el alma, no se quedan en la apariencia sino que llegan a la esencia.

La confianza en uno mismo es posible si se tiene autoestima y sólo tenemos autoestima si somos fieles a nosotros mismos y respetamos nuestros propios valores.

Estar alegres atrae las experiencias felices y a la gente optimista. Sólo es posible ser felices en la alegría, el gozo por la vida, la ausencia de odio o egoísmo y el deseo de hacer el bien al prójimo.

El perdón es el comienzo de una nueva vida, la oportunidad de empezar de nuevo, la liberación del miedo, la iluminación.

Y el amor al otro es el primer paso hacia Dios, porque permite trascenderse a uno mismo.

Tener paciencia y no estar apurado, porque el apuro es lo contrario de la sabiduría, es falta de fe, es autosuficiencia, es soberbia que no admite más fuerza que la propia.