Publicado el 2008/12/30 por Psicóloga Malena Lede
Hoteles Alojamiento
El hotel alojamiento, que inauguró una nueva etapa en la vida sexual de las parejas y que actualmente están al alcance de todos los bolsillos, pueden lograr dos horas de intimidad por apenas cuarenta pesos; según los carteles que se exhiben en algunos puntos estratégicos de la provincia de Buenos Aires.
¿Me pregunto quiénes suelen ser los habituales o circunstanciales usuarios que necesitan o desean acceder a estos servicios?
Tal vez sean parejas ocasionales que de pronto se conocen y están dispuestas, por deseo, curiosidad, verdadera atracción o dinero, a compartir una relación con un desconocido; o bien parejas formales que aún no tienen su nido de amor; o tal vez casados con hijos que no tienen un minuto de intimidad en sus hogares; o matrimonios desgastados por la rutina que necesitan un cambio de escenario para reavivar el fuego, en fin, todo un universo de gente que necesita estar a solas con una pareja y disfrutar seguramente de quince minutos de sexo y una hora y cuarenta y cinco minutos de una buena siesta.
Porque el romance y el escarceo amoroso no suelen darse en esos lugares, que están hechos para ir al punto y no perder el tiempo en todas esas cosas paralelas que han pasado de moda. Aunque no son pocos los establecimientos de esta índole que disponen de todo un arsenal de entretenimientos sofisticados para estimular el amor y divertirse, restándole algunos minutos al sueño.
El comercio sexual callejero, antiguamente, privativo de las mujeres, que vendían sus favores ejerciendo el oficio más antiguo del mundo, se ha extendido a los hombres o travestis, vestidos de mujeres, que desean aprovechar un nuevo nicho laboral practicando sexo oral, por unos pocos pesos y sin necesidad de rentar una habitación en un hotel, fórmula mucho más rápida y segura para el consumidor que deberá disponer de un vehículo apropiado como indispensable condición y óptima para el que vende sus servicios, que no le exige trabajar de nueve a cinco ni aguantarse a un jefe y que sólo requiere tener buen estómago.
El sexo callejero ha ganado prestigio porque ha comenzado a interesar a consumidores de alto rango, notables de países altamente desarrollados o no, como presidentes en ejercicio, diputados, jueces, o artistas reconocidos, que a pesar de haber sido fotografiados y sorprendidos “in fraganti”, se niegan a reconocer su debilidad y siguen desarrollando sus respectivas actividades con cara de inocentes calumniados.
Las esposas, desde sus pedestales sagrados, miran sorprendidas sin creerlo e inventan justificaciones que les permita continuar con la farsa de sus matrimonios, por cuestiones de intereses.
No es fácil ser la esposa de un rico o famoso, aunque ésta sea la meta de la mayoría de las más bellas mujeres del mundo, dispuestas a enfrentar gustosas esta dificultad con tal de pertenecer a la elite.
Hoteles alojamiento hay en todos lados y según las declaraciones de uno de sus dueños, el negocio está mermando, porque como los hongos, todos los días surge uno nuevo en la misma manzana, que se llevará a sus pocos clientes con la promesa de mejores y más modernos servicios.
Es difícil vivir de esto cuando uno tiene un socio, nos dice este señor, con los gastos de personal, los impuestos y el mantenimiento que exige. Menos mal que en otros tiempos fue un negocio floreciente que me permitió comprar algunas propiedades que tengo alquiladas y que me proporcionan una buena renta.
La verdad es que una buena parte de las manzanas de San Telmo son mías, algunos departamentos en Barrio Norte y cocheras en el centro; oportunidades que aproveché a muy buen precio, por disponer de dinero en efectivo.
La gente no escatima en gastos cuando se divierte y menos los hombres que son capaces de jugarse grandes fortunas. Si fueran las mujeres las que pagan, esto nunca hubiera sido un buen negocio.
Ver también: Casas rodantes
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