La Astrología y los Mecanismos Psíquicos




Una encuesta del Instituto de Demoscopia de Allensbach de Alemania, del año 2001, revela que es probable que tres de cuatro personas lean su horóscopo en un diario o revista por lo menos de vez en cuando y que un 15% lo consulte regularmente. Al 50% de ellos les parece que cada tanto las predicciones coinciden con los sucesos que les acontecen y uno de cada cuatro, por lo menos acepta sus consejos.

El 60% de los lectores sólo los consultan como distracción según la encuesta por internet realizada con los lectores de la edición alemana de la revista Mente y Cerebro, durante dos meses, sin embargo, el 12% cree que los signos del zodíaco dicen algo sobre las personas y un 24% supone que ese fenómeno puede ser posible.

Tratándose de una encuesta realizada a una población con orientación científica, contrariando las expectativas, la décima parte de los 464 que participaron esperaban encontrar en el horóscopo ayuda existencial o mejor conocimiento de ellos mismos.

Los entendidos en el arte de la astrología no le asignan importancia capital a los signos, como lo hace la mayoría de los que consultan los periódicos, pero si es significativo para ellos el día, la hora y el lugar de nacimiento.

Se han realizado muchos estudios tratando de encontrar validez científica a la Astrología, por ejemplo haciendo las cartas natales de personalidades famosas ya fallecidas y analizando las coincidencias con las predicciones astrológicas y aunque estas investigaciones no son suficientes, algunos de estos estudios han comprobado que este conocimiento milenario puede ayudar a las personas y hasta acertar en sus afirmaciones.

Aunque otros estudios hayan dado por tierra con las predicciones astrológicas, la ciencia debe adoptar una postura abierta y no proceder a descalificarla sin antes someterla a una seria revisión crítica.

La tesis doctoral presentada ya hace más de veinte años en la Universidad de Erlangen-Nürember, por Hannelore Seelmann-Holzmann, sostiene que la Astrología puede ayudar a algunas personas a iluminar su visión racional del mundo, ya que los astrólogos no están en contra de la interpretación astrológica de manera científica.

El astrólogo Christopher Weidner, en 2002 se atrevió a otorgarse a la Astrología un sentido práctico diciendo que no necesita ser “veraz” para que sea igualmente útil.

Por otro lado está al alcance de cualquiera hacer una prueba de evidencia contemplando la Astrología desde su propia experiencia o la de gente conocida.

En un estudio de 2002 realizado, desde la década del noventa con 1700 participantes, y publicado por Harvey Irwin, de la Universidad de Nueva Inglaterra en Armindale, se demostró que casi todos los que rechazan la astrología apenas la conocen y que los partidarios poseen el mismo nivel de inteligencia y juicio crítico que las demás personas aunque llegan a ser más creativos.

La Astrología no se basa en una fe basada en una creencia sino en una fe basada en la experiencia.

Uno de los mecanismos psíquicos sobre los que opera el horóscopo es el conocido como el efecto Barnum.
Bertram R. Forer estudió este fenómeno en 1948 por medio de un experimento. Les pidió a sus alumnos que hicieran un test de personalidad entregándoles al efecto a todos el mismo texto extraído de los horóscopos de los periódicos.

Los alumnos debían contestar con una escala del 0 al 5 los aciertos y los desaciertos.

Asombrosamente, la media coincidió con la cifra obtenida por Forer con otro sistema de medición y luego de él siguió coincidiendo con la media de otros investigadores que repitieron la prueba con otros sistemas.

El acierto más significativo, para el 97% de los participantes, se dio en los datos ambiguos o genéricos.

Las reacciones que provoca el efecto Barnum se pueden relacionar con cualquier acontecimiento concreto que se desee, haciendo posible armonizar incluso aquellas proposiciones que son antagónicas.

Otro elemento que resulta convincente en la Astrología es el de atribuir al signo determinados comportamientos de la gente sin tener en cuenta de que la mayoría de las personas harían lo mismo si se diera la misma situación. Quiere decir que el ser humano tiene la tendencia a percibir, eligiendo en función de sus expectativas o convicciones.

Por todas estas razones las vivencias de la evidencia no alcanzan para confirmar las tesis astrológicas ya que las investigaciones han demostrado que estas experiencias son muy fáciles de provocar por medio de horóscopos falsos, debido a mecanismos psíquicos.

Carl Gustav Jung (1875-1961) reconoció que la astrología se estaba acercando cada vez más a la Psicología, y en parte es verdad, porque la carta astral puede funcionar muy bien como un test proyectivo.

Fuente: Revista "Investigación y Ciencia", "Mente y Cerebro", nota de Edgar Wunder titulada, "La Atracción de la Astrología", Ed. Prensa Científica S.A., Barcelona, 2009