En defensa de los Videojuegos




Los videojuegos han dejado de ser puro entretenimiento y diversión para transformarse en aliados para el desarrollo de actividades útiles en distintos ámbitos, como en el campo de la neurología, el aprendizaje, el arte y las matemáticas; y también para estimular la memoria, mejorar el estado físico y hasta en el área laboral, como por ejemplo conseguir un trabajo o como recurso para evaluar a un candidato en la resolución de problemas.

Los juegos correctamente diseñados pueden servir para medir las aptitudes para cada tipo de trabajo y algunos pueden ser herramientas efectivas para el diagnóstico del deterioro cognitivo y como un instrumento eficaz para enfrentar fobias.

Las situaciones insólitas que se producen en los videojuegos y que hay que sortear, son ilustrativas para observar la conducta y los recursos de los candidatos a puestos de jerarquía,  ante experiencias laborales inesperadas. Pero además, se están incorporando a los sistemas educativos y pueden poner en evidencia el manejo de las emociones y los estados de ánimo.

El juego no sólo es importante para el desarrollo del niño, también es útil para los adultos; para entrenar el cerebro, resolver problemas, estimular la atención y la memoria,  aprender a concentrarse y a desarrollar la creatividad.

Se podría afirmar que casi todas las actividades cognitivas se pueden potenciar con estos juegos; ya que no sólo poseen utilidad recreativa individual sino que también son útiles para el aprendizaje y para la interacción social.

Por ejemplo, la consola Wii exige el movimiento de todo el cuerpo y toda la atención; y al estimular el equilibrio y la coordinación motriz, se convierte en un instrumento ideal para la rehabilitación.

A diferencia de otros métodos repetitivos tradicionales, tiene la ventaja de interesar a los usuarios en el desarrollo de una historia, haciendo que las sesiones terapéuticas sean más llevaderas y hasta menos dolorosas.

En cada etapa de la vida los videojuegos pueden aplicarse con fines útiles con amplia aceptación y muy buenos resultados.

Es cuestión de superar los usuales prejuicios ante lo nuevo y derribar antiguos mitos relacionados con la conocida fama de que son violentos, que sólo se trata de perseguir y matar gente, de aprender a manejar armas y delinquir y de arriesgar la vida llevando a cabo proezas poco creíbles y cometiendo toda clase de excesos con capacidades sobre humanas.

Tampoco es del todo cierto que el videojuego sea un factor de aislamiento, ya que puede ser un recurso para hacer nuevas relaciones y favorecer las redes sociales.

En cuanto a la idea de que los aficionados pueden convertirse en adictos a los videojuegos, aún no hay evidencias concretas y además, la condición de la persona que crea una dependencia y se obsesiona con un juego, no depende tanto de esta práctica como de la tendencia adictiva,  ya existente en el sujeto.

Los que afirman que los videojuegos propician el sedentarismo no siempre se trata de una actividad pasiva, por el contrario, algunos hasta pueden mejorar el estado físico porque exigen la repetición de movimientos, como ocurre con cualquier otro deporte.

Es necesario respetar el límite de edad que tiene cada juego y evitar los que vienen con la advertencia de poseer contenido violento o nocivo no apto para menores en algún sentido.

Si sólo se trata de retos y desafíos, tendrán una duración más limitada y el usuario podrá participar activamente, ya sea resolviendo problemas o influyendo en el desarrollo y la definición de las historias de un modo positivo.

Fuente: “Psychologies, No.67, “Videojuegos ¿Cosas de niños?", Juan Scaliter.