Ciencia y Religión


La antigua y permanente polémica entre la ciencia y la religión se va diluyendo a medida que la ciencia avanza.

La humanidad siempre ha sentido la necesidad de creer en algo y en este momento histórico ha endiosado a la ciencia.

La ciencia es el único conocimiento humano que la civilización acepta como verdadero, porque cumple los requisitos necesarios de objetividad, confiabilidad y validez; pero la ciencia solamente ve una parte de la realidad e ignora lo que no puede ver ni manipular.

La ciencia, a través del análisis llega a la síntesis, partiendo de una hipótesis, que es un supuesto que surge a partir de la experiencia; las religiones tienen una visión totalizadora de la realidad, por intuición.

Son dos niveles de conocimiento diferentes, uno basado en pruebas contundentes y en la lógica y el otro fundamentado en la fe.

Lo curioso es que a medida que la ciencia avanza, a la vez se están revelando los misterios de la fe; o sea que los hechos que antiguamente eran considerados mágicos porque pertenecían al submundo de lo desconocido, ahora es posible darle una explicación científica.

Los fenómenos que no puede explicar la física de Newton, la física cuántica puede hacerlo, mediante la exploración de los hechos que se producen a nivel subatómico, porque la realidad cuántica no tiene límites precisos ni resultados ciertos.

Todo lo que parece tan real y definido en el mundo material se va esfumando a medida que nos internamos en el mundo subatómico, incluso el tiempo como lo conocemos.

¿Cómo hacen los clarividentes para ver fenómenos que aún no ocurrieron? ¿La clarividencia siempre es un fraude? ¿Por qué entonces en algunos países la policía suele utilizar a clarividentes para que los ayuden a resolver algún delito? ¿Por qué sólo algunas personas parecen poder ver el pasado y también el futuro y otras no?

Tal vez sea la conciencia la que decide creer que es capaz de ver algo nuevo y no solamente lo que aprendió por experiencia; porque tanto la clarividencia como los sueños parecen depender de la creencia de una persona individual o de las creencias de un grupo social.

En el mundo cuántico no ocurren acontecimientos definidos en una línea unidireccional de tiempo, sino posibilidades; y somos nosotros los que determinamos cuáles serán las que se manifestarán, y éstas serán tan reales como las otras infinitas posibilidades que no se manifiesten.

La cuestión es que la materia, cuando comienza a desaparecer a nivel subatómico para convertirse en energía, se comporta de una manera extraña, porque para que un electrón tenga un lugar definido en el espacio y el tiempo hace falta un observador, porque sin el observador el electrón no se manifiesta y continúa siendo virtual.

Todos nosotros somos clarividentes ya que no podríamos sobrevivir si el óvulo fecundado del que provenimos, no viniera con un diseño de cómo vamos a ser en el futuro.

Los maestros espirituales enseñan que vivir el presente es experimentar la eternidad, porque las semanas, los meses y los años son creaciones humanas calculadas numéricamente y la verdadera realidad es hoy.

Los profetas pueden ver más allá del tiempo porque el espacio y el tiempo a nivel cuántico son intercambiables, cada átomo y cada molécula están conectados y la información que contiene la energía forma parte de ellos.

Para un físico, la información impregna toda la naturaleza a través de una especie de código cósmico; y los seres humanos pueden sintonizar con este código. Sin esta información no se podrían construir generadores eléctricos, lámparas infrarrojas, radiofaros, etc., y el universo sería una vibración caótica sin ningún significado.

Lo curioso de los clarividentes y de los astrólogos es que sus predicciones suelen coincidir con los acontecimientos que de hecho les ocurrirán a las personas que creen en ellos; precisamente porque la conciencia es todo.

La conciencia es lo único real y como la energía, nunca se pierde, sólo se transforma.

Malena

Fuente: “Conocer a Dios”; Deepak Chopra.