Ciudades en Transición


Antes que la crisis energética estalle a nivel mundial sin permitir el necesario acomodamiento previo a otro orden de cosas, un movimiento que cada vez tiene más seguidores, denominado “Transition Towns”, previendo la amenaza que se cierne sobre el mundo civilizado debido a la escasez de los combustibles tradicionales y el flagelo de la contaminación ambiental; ha puesto en práctica un estilo de vida que no aspira a cambiar el mundo pero sí a cambiar ellos mismos y a la ciudad en que viven, con la esperanza que su propuesta se expanda en todas direcciones y permita la adaptación a nuevas circunstancias.

Una localidad del sur de Inglaterra, Straud, decidió ser una de las primeras en emprender este desafío con el objetivo de lograr independizarse del uso de hidrocarburos y crear sistemas urbanos que respeten la naturaleza, priorice las relaciones comunitarias y la producción local.

Este modelo no es nuevo y Straud no es la única ciudad en transición. La idea la comenzó a desarrollar el profesor Rob Hopkins ya hace unos años en su ciudad natal, Totnes, distante doscientos kilómetros de Straud; pero actualmente este movimiento se ha ido expandiendo en todo el mundo.

Ya existen trescientas setenta y cinco ciudades en transición de carácter oficial en todo el globo y hay más de cuatroscientos grupos interesados en desarrollar la misma iniciativa.

Existen treinta y cuatro países de distintas culturas con proyectos de transición, como por ejemplo Yemen, Letonia, Nigeria, Chile, Tailandia, Francia o Nueva Zelanda.

Este concepto que plantea un nuevo modo de vida no sólo se aplica en ciudades sino también en barrios, penínsulas, bosques y universidades.

La transición no pasa solamente por ahorrar energía evitando el uso del auto, reduciendo los viajes en avión y otros gastos de combustible en gran escala sino que también llega a las pequeñas cosas de la vida cotidiana, como aprender a aprovechar los alimentos de temporada locales, reciclar la ropa, consumir sólo lo necesario y hacer todo lo posible por reducir el uso del petróleo y las emisiones de dióxido de carbono.

Lo más importante es creer que vivir de otra manera es posible, porque ya nuestros abuelos demostraron que se puede y que inclusive se puede disfrutar más de la vida desplegando el ingenio y desarrollando las habilidades manuales para solucionar los problemas cotidianos, evitando depender de otros y aprendiendo a ser más autosuficientes.

En cada lugar la transición adquiere características diferentes según sus recursos; pero todos necesitan contar con la experiencia y los conocimientos específicos y no pueden carecer de dos elementos esenciales: la pasión y el entusiasmo.

En nuestro continente solamente cuatro países cuentan con una iniciativa oficial y siete proyectos distribuidos; Argentina, Brasil, Chile y México.

En Chile existe una comunidad de transición de carácter oficial en el pueblo Villa Manzano con el objetivo de convertirla en una zona ecológica y autosustentable y en Pucón ha comenzado una nueva iniciativa.

En Argentina hay dos comunidades en vías de convertirse en lugares de transición: Capilla del Monte, en la provincia de Córdoba y en tres pequeños pueblos de las provincias de Chubut y Río Negro.

En Brasil existen tres proyectos: Brasilandia, Sao Lourenco y Transition Granja Viana; y en México la ciudad de Ensenada está en vías de convertirse en una iniciativa de transición.

Como todo proyecto a largo plazo las iniciativas tienen avances y retrocesos, hay gente que abandona pero también hay quienes ingresan con renovado entusiasmo y nuevas ideas.

Como se trata de un proyecto que comienza de abajo hacia arriba pueden convivir en forma paralela una ciudad en transición con otra tradicional basada en el consumo sin grandes problemas.

Malena
Fuente: “LNR”; 08/2011; “Érase una ciudad en transición”; Natalia Casado y Marta Suarez.