El trabajo es el ámbito más importante y apropiado para hacer realidad los ideales, para expresar la creatividad, y para tener la oportunidad de participar en la sociedad; y donde mejor se da esta posibilidad es en el trabajo independiente.
En Argentina, muchos jóvenes profesionales prefieren un trabajo en relación de dependencia donde su tarea se diluye en un conglomerado de empleados y ejecutivos que se desempeñan como los músicos de una gran orquesta, siguiendo las directivas de quienes están a cargo de la dirección, en empresas fraccionadas y poco fiables que no garantizan su estabilidad laboral y que no representan una fuente de satisfacción.
Una encuesta nacional realizada en la Universidad Católica Argentina revelan que tres de cada diez personas no tienen un proyecto de vida y cuatro de cada diez no creen que puedan participar para modificar su entorno; y este modo de pensar puede tener su raíz en las condiciones precarias de las empresas que sólo planifican lo inmediato y no pueden tener proyectos a largo plazo. Mientras que los encuestados que tienen un trabajo regular y estable manifiestan un mayor índice de bienestar en ambos indicadores.
Los mejores posicionados en las encuestas son los profesionales independientes que tienen en sus propias manos las decisiones y no dependen de criterios que protegen intereses ajenos.
El hecho de perder el trabajo en relación de dependencia puede significar la oportunidad de lanzarse a intentar controlar la realidad por si mismo, principalmente en el caso de profesionales que cuentan con conexiones comerciales y una fuente de recursos para invertir.
Si los desempleados no cuentan con vínculos sociales adecuados y han sufrido reiterados fracasos laborales, esta situación se refleja en una falta de confianza en si mismo y una sensación de inoperancia externa.
El estado psicológico positivo definitivamente determina sin lugar a dudas una mejora en la situación laboral, incrementa el interés en los proyectos personales y renueva la creencia en el control de las situaciones.
Los más propensos a decaerse son los que inesperadamente pierden sus empleos o sus ingresos y no tanto los que viven en condiciones laborales precarias permanentes.
Es innegable que la incertidumbre y la continua zozobra que en cualquier ámbito provocan los cambios de dirección o de filosofía, atentan contra la esperanza de la gente, que desea mantener la ilusión de sentirse relativamente segura, realizar su proyecto y sentir que puede de alguna manera mantener el control de su vida, aunque sepan que la búsqueda de la seguridad en esta vida es siempre una utopía.
Ver también: La autoridad laboral
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