Los Kibutz de Israel son comunidades sociales cuya organización está basada en los ideales de igualdad, el trabajo colectivo, el amor por la naturaleza y en la vida austera sin lujos innecesarios.
Pero debido al fracaso de los sistemas de gobierno totalitarios socialistas y de la hiperinflación, a partir de los años ochenta, comenzaron a endeudarse y gran parte del capital humano los abandonó, ocasionando esta situación la disminución significativa de sus recursos.
Sin embargo hoy en día vuelven a gozar de nueva prosperidad, pero esta vez sin basarse tanto en un sistema socialista puro y apoyándose más en una versión más moderna.
Cambiaron algunas cosas; los alimentos y los servicios son provistos por contratos privados y las viviendas se pueden transferir y hasta vender a miembros que desean ingresar.
Aunque las principales actividades de los kibutz sean colectivas actualmente su organización está liderada por profesionales que no acceden mediante el voto popular, sino por contratos, recibiendo cada uno un pago diferente según sus servicios.
Nuevamente la gente se siente atraída a ingresar a esas comunidades afirmando que lo que más les agrada de esa forma de vida es su simpleza, en contraste con la frenética actividad alienante de las grandes ciudades.
Se puede acceder al lugar de trabajo en bicicleta, la gente hace lo que le gusta, tienen amplia libertad pero sin la competencia habitual de las sociedades modernas.
Algunos kibutz tienen muchos postulantes esperando para poder integrarse, principalmente aquellos que se habían ido y que ahora quieren volver.
En un principio los kibutz vivían de acuerdo al esquema marxista con un estilo de vida austero y la obligación de un trabajo arduo y compartían todo, sus ropas, sus esposas y los hijos eran atendidos y cuidados en un lugar común.
Poco a poco se pusieron en evidencia los problemas que acarreaban esta falta de privacidad y de sentido familiar y ahora están en franca renovación.
Hoy en día el énfasis está puesto en la comunidad y los valores, en el cuidado de la naturaleza, en la educación y en una mejor calidad de vida.
La nueva organización establece salarios acordes a los ingresos que aportan las funciones que se desempeñan, tratando de lograr un sistema equitativo, de modo que algunos pueden ganar más que otros pero también pagarán más impuestos.
Más de la mitad de los kibuts son propietarios y se comercializan estructuras para barrios lujosos. Los compradores no viven según las pautas de la organización pero pueden utilizar sus servicios como residentes privados.
Los kibuts se están transformando en barrios privados.
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