Publicado el 2009/02/02 por Psicóloga Malena Lede
Sobre la Muerte Voluntaria
Con respecto a la muerte voluntaria Nietzsche nos dice en “Así habló Zarathustra”, que hay que morir a tiempo, ni antes ni después.
Los superfluos, que no viven a tiempo, tampoco mueren a tiempo y se dan importancia con su muerte, porque la muerte a todos les importa.
La muerte más victoriosa es para el que se realiza plenamente. Hay que aprender a morir así.
La muerte debe venir a mi cuando yo quiero porque el que tiene una meta y un heredero, desea la muerte en el momento justo y quien desee la gloria debe marcharse a tiempo.
Algunos llegan a demasiado viejos, otros son ya viejos siendo jóvenes pero a los que les dura la juventud la mantienen largo tiempo.
Algunos no maduran y se pudren por ser cobardes. Son muchos los que viven colgados de ese mismo árbol. Debería venir una tempestad que lo desplome.
El amor del joven es inmaduro y odia a todo el mundo, porque aún no conoce su carácter ni su espíritu, en cambio el hombre adulto tiene más de niño y menos tristeza porque comprende más a la muerte y a la vida.
El espíritu y la virtud del hombre deben seguir brillando en su agonía.
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Comprender la muerte es un punto sublime de madurez, pero aceptarla es de sabios. Porque llega, tarde o temprano, y sin cita previa.
ResponderEliminarLa salud y la muerte igualan con su vulnerabilidad a todos los seres humanos, no saben de privilegios.
Y cuando no se acepta la muerte se echa mano de las religiones para encontrar consuelo a nuestra soberbia vanidad.
Así habló ... una ilusa.
"El espíritu y la virtud del hombre..." Tengo la impresión que se trata del relato de una epopeya.
ResponderEliminarSólo puedo decir que había una vez alguien, en un hospital, joven, sola y conciente de su muerte cercana. No permitía que nadie se acercara. Los médicos y enfermeros "no podían con ella". Sólo puedo hacer contacto con otro luego que ese otro se acercara a su alma obviando las agresiones impúdicas de su cuerpo.
Sólo la comunión de espíritus y las palabras dichas con amor genuino le permitieron aceptar su muerte en paz