Esta es una historia de amor virtual, que se anticipó a nuestra época, escrita por un autor que fue distinguido con el Premio Cervantes, cuya obra fue traducida a 16 idiomas.
Adolfo Bioy Casares que nació en Buenos Aires, Argentina, en 1914 y falleció en la misma ciudad en 1999, fue amigo dilecto de Jorge Luis Borges, con quien escribió en común algunos trabajos con los seudónimos de H.Bustos Domecq y B. Suárez Lynch.
Este conocido escritor argentino tiene la característica de ser tan original como para no transitar senderos trillados y destacarse con su singular sentido del humor.
La Invención de Morel fue escrito en el año 1940 y recibió el Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, en 1941
El protagonista es un hombre que para huir de la justicia se refugia en una isla aparentemente desierta donde permanecen aún de pie algunas misteriosas construcciones abandonadas.
Sin embargo, al poco tiempo, descubre que ese lugar no está desierto como creía, al escuchar el sonido de la música de un fonógrafo y el ruido de algunas voces conversando.
No tarda en comprobar, en efecto, la existencia de un grupo de gente en esa isla y entre ellos a una bella muchacha que todos llaman Justine.
Desde su escondite se dedica a observar los movimientos de esas inesperadas personas que comparten su aislamiento, tratando infructuosamente de llamar la atención de la joven, de quien se enamoró a primera vista.
Puede ver con extrañeza que la vida del grupo transcurre en forma rutinaria y despreocupada hasta que finalmente se da cuenta que a pesar de exponerse a ser visto, ninguno de los extraños personajes puede advertir su presencia.
El hombre descubre el misterio de los singulares personajes y para definir la situación y lograr estar junto a su amada decide tomar la drástica decisión que le permitirá reunirse con ella.
Es un cuento corto, fácil y rápido de leer, que se considera hoy en día un clásico de la literatura argentina.
El protagonista es un hombre que para huir de la justicia se refugia en una isla aparentemente desierta donde permanecen aún de pie algunas misteriosas construcciones abandonadas.
Sin embargo, al poco tiempo, descubre que ese lugar no está desierto como creía, al escuchar el sonido de la música de un fonógrafo y el ruido de algunas voces conversando.
No tarda en comprobar, en efecto, la existencia de un grupo de gente en esa isla y entre ellos a una bella muchacha que todos llaman Justine.
Desde su escondite se dedica a observar los movimientos de esas inesperadas personas que comparten su aislamiento, tratando infructuosamente de llamar la atención de la joven, de quien se enamoró a primera vista.
Puede ver con extrañeza que la vida del grupo transcurre en forma rutinaria y despreocupada hasta que finalmente se da cuenta que a pesar de exponerse a ser visto, ninguno de los extraños personajes puede advertir su presencia.
El hombre descubre el misterio de los singulares personajes y para definir la situación y lograr estar junto a su amada decide tomar la drástica decisión que le permitirá reunirse con ella.
Es un cuento corto, fácil y rápido de leer, que se considera hoy en día un clásico de la literatura argentina.
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