Un Niño Extraordinario




En el Sur de Rusia, en una pequeña población de la región del Cáucaso, castigada por continuas contiendas bélicas; hace siete años nació un niño diferente a todos los conocidos hasta ahora, que provocó que un médico británico viajara a la zona para investigar el caso, apoyado por un equipo de Discovery Chanel, que posteriormente realizó un documental que se proyectó anoche por televisión.

Su madre es divorciada dos veces, con un hijo del primer matrimonio que tiene 14 años y un segundo hijo con su segundo marido que la abandonó estando embarazada de siete meses.

El niño tiene ahora siete años, pesa 102 kilos, y mide 1 metro treinta centímetros, más alto que su hermano mayor.

Cuando tenía un año tenía la estructura ósea de un niño de seis años y a los tres años ya había logrado crecer como si tuviera nueve años.

Fue revisado por médicos a esa edad pero no se le detectó ninguna anomalía conocida y su madre asegura nunca haberle administrado esteroides.

El caso es que en esa zona algunas mujeres en situaciones apremiantes administran esteroides a sus niños para que crezcan artificialmente y puedan cobrar notoriedad y convertirse en una fuente de recursos.

La pobreza tiene su lado oscuro y suele ponerse en evidencia en situaciones límites. La situación económica de ese país es precaria, no hay trabajo y la gente trata de encontrar soluciones que pueden resultar dramáticas, para los afortunados que no sufren ningún tipo de privaciones.

Este niño, lejos de ser discriminado, como tal vez podría ocurrir en un país más desarrollado, ha logrado el afecto y el respeto de los residentes del pueblo que le demuestran su admiración haciéndole regalos de todas clases.

La causa de la atracción que produjo en su pueblo es la existencia en el folklore popular de un personaje mitológico con las mismas características y rasgos faciales que hace que los pobladores lo veneren como un mito viviente.

El caso llegó a la televisión poniendo en funcionamiento el circo mediático de costumbre y en poco tiempo este niño fue requerido para ser exhibido en todos los canales de Moscú y Georgia.

De esta manera, la situación familiar cambió de ser casi indigente a gozar de toda clase de privilegios y halagos.

El médico inglés especializado en obesidad e interesado en este caso, le realizó todas las pruebas necesarias para detectar posible anomalías y hacer lo posible para dar una oportunidad a este niño de mejorar su futuro, que según su apreciación estaría seriamente comprometido.

Mientras tanto, el protagonista de esta historia comenzó clases de sumo con todo entusiasmo y su madre ya está buscando patrocinador.

Las pruebas médicas no lograron evidenciar la presencia de esteroides en su cuerpo y tampoco se pudo detectar ninguna anomalía genética conocida.

Sin embargo el profesional británico mantiene la hipótesis de la supuesta administración de esteroides, aún sin pruebas contundentes, como causa probable del desproporcionado crecimiento del niño y su exceso de peso, aconsejando a la madre someterlo a un tratamiento contra la obesidad para evitar enfermedades graves futuras.

En cuanto a la médica especialista en genética supone la existencia de una falla genética que aún es imposible detectar.

Al mismo tiempo la madre, visiblemente molesta, no acepta la recomendación del médico porque no comparte la opinión de que su hijo pueda estar enfermo ni limitado para dedicarse a la práctica de sumo, para la cual parece tener buenas condiciones, renunciando por lo tanto a malograr la carrera de su hijo por presuntos pronósticos agoreros sin base sólida, que darían por tierra con todos los beneficios que le reporta a toda su familia la condición actual de su hijo.

¿Quién tiene razón? ¿Acaso se puede juzgar desde una cultura distinta, con otra situación económica y otros valores la conducta de la gente que vive en situaciones apremiantes en otras culturas totalmente diferentes?

Considero que ambas posturas pueden tener razón, cada uno desde su propia circunstancia.