Los descubrimientos antropológicos hacen suponer que hace cinco millones de años ya habían homínidos en la tierra, considerados hasta ahora los antepasados de la especie humana.
Por lo tanto, el origen del hombre moderno puede ser doblemente más antiguo de lo que se creía.
A mediados del siglo XIX, unos obreros que trabajaban en una cueva de piedra caliza en el valle alemán occidental del río Neander (Neanderthal en alemán), localizaron unos huesos humanos y un cráneo que mostraba algunas diferencias.
Los restos fueron denominados “hombre de Neanderthal” y produjo una controversia porque no se sabía si se trataba de un humano que particularmente tenía su cráneo diferente o de de un antepasado primitivo del hombre moderno.
Posteriormente fueron hallados otros ejemplares con la misma conformación craneana de modo que fue aceptado que se trataba de un antiguo tipo de ser humano.
Debido a que las diferencias eran escasas, al hombre de Neanderthal se lo denominó Homo sapiens neanderthalensis a diferencia del hombre moderno que es denominado Homo sapiens sapiens.
Se supone que el hombre de Neanderthal desciende de antepasados aún más primitivos de hace 250.000 años, mientras el hombre moderno debió surgir por lo menos hace 40.000 años.
Como fueron hallados posteriormente hombres de Neanderthal de hace 35.000 años es probable que tanto el homo sapiens sapiens como el sapiens neanderthalensis convivieran en la tierra durante un cierto período de tiempo.
Se cree que el homo sapiens sapiens aniquiló a los neanderthalensis y se adueñaron de la tierra.
Sin embargo, fueron hallados en una cueva en Israel restos de un grupo de homo sapiens sapiens que datan de 90.000 años atrás, de modo que los antropólogos piensan que tal vez se tratara de dos especies diferentes que convivieron bastante tiempo.
El homínido más antiguo es el australopitecos, que caminaban erguidos y con pies, caderas y columna vertebral como los nuestros.
Los australopitecos caminaron con sus pies desde hace cuatro millones de años pero ya existían desde hace cinco millones de años. Tuvieron que existir dos millones de años más como para elaborar útiles de piedra y mostrar ciertos signos de inteligencia considerada humana.
Los últimos australopitecos se extinguieron tal vez hace un millón de años.
Eran pequeños de no más de 1,20 de altura, de un peso de alrededor de 30 kilos y su cerebro no era más grande que el de un chimpancé.
A través del tiempo fueron evolucionando y dando origen a varias especies.
Hace dos millones y medio de años aparece el Australopithecos Robustus, de 1,50 de estatura y 50 kilos de peso, con un cerebro de 1/3 del tamaño del hombre moderno.
Hace dos millones de años, fueron desarrollando cráneos más parecidos a los del hombre actual, de modo que fue clasificado como Homo.
El primer homo conocido fue el homo habilis, más pequeño que los australopitecos más grandes. Del homo hábiles desciende el homo erectus, más grande e inteligente, que fue el primero que salió de África y entró en Asia y de él desciende finalmente el Homo sapiens, cuya primera variedad fue llamada hombre de Neanderthal y luego hombre moderno.
Se supone que es improbable que el hombre primitivo, como el australopitecus, el homo habilis y el homo erectus, que vivieron en el período entre cinco millones y doscientes mil años atrás, pudiesen hablar, porque sus cerebros aún eran demasiado chicos.
Sin embargo, el hombre de Neanderthal, aparecido hace trescientos mil años y extinguido hace treinta mil años, era muy parecido al humano actual, siendo su cerebro tan grande o tal vez mayor que el nuestro.
Aparentemente podía hablar porque fueron hallados restos de hombres de Neanderthal que vivieron hace sesenta mil años que tenían hueso hioides, que es el que tienen los humanos modernos, en forma de U, ubicado en la base de la lengua que se conecta con la laringe mediante once pequeños músculos que mueven la laringe, permitiendo pronunciar vocales y consonantes.
Que los hombres primitivos hayan desaparecido del todo parece ser una suposición que la experiencia actual se está encargando de poner en duda, dado el comportamiento irracional y violento de tantos ejemplares erróneamente clasificados como homo sapiens sapiens.
Diría que aún conviven con nosotros y gozan de buena salud.
Por lo tanto, el origen del hombre moderno puede ser doblemente más antiguo de lo que se creía.
A mediados del siglo XIX, unos obreros que trabajaban en una cueva de piedra caliza en el valle alemán occidental del río Neander (Neanderthal en alemán), localizaron unos huesos humanos y un cráneo que mostraba algunas diferencias.
Los restos fueron denominados “hombre de Neanderthal” y produjo una controversia porque no se sabía si se trataba de un humano que particularmente tenía su cráneo diferente o de de un antepasado primitivo del hombre moderno.
Posteriormente fueron hallados otros ejemplares con la misma conformación craneana de modo que fue aceptado que se trataba de un antiguo tipo de ser humano.
Debido a que las diferencias eran escasas, al hombre de Neanderthal se lo denominó Homo sapiens neanderthalensis a diferencia del hombre moderno que es denominado Homo sapiens sapiens.
Se supone que el hombre de Neanderthal desciende de antepasados aún más primitivos de hace 250.000 años, mientras el hombre moderno debió surgir por lo menos hace 40.000 años.
Como fueron hallados posteriormente hombres de Neanderthal de hace 35.000 años es probable que tanto el homo sapiens sapiens como el sapiens neanderthalensis convivieran en la tierra durante un cierto período de tiempo.
Se cree que el homo sapiens sapiens aniquiló a los neanderthalensis y se adueñaron de la tierra.
Sin embargo, fueron hallados en una cueva en Israel restos de un grupo de homo sapiens sapiens que datan de 90.000 años atrás, de modo que los antropólogos piensan que tal vez se tratara de dos especies diferentes que convivieron bastante tiempo.
El homínido más antiguo es el australopitecos, que caminaban erguidos y con pies, caderas y columna vertebral como los nuestros.
Los australopitecos caminaron con sus pies desde hace cuatro millones de años pero ya existían desde hace cinco millones de años. Tuvieron que existir dos millones de años más como para elaborar útiles de piedra y mostrar ciertos signos de inteligencia considerada humana.
Los últimos australopitecos se extinguieron tal vez hace un millón de años.
Eran pequeños de no más de 1,20 de altura, de un peso de alrededor de 30 kilos y su cerebro no era más grande que el de un chimpancé.
A través del tiempo fueron evolucionando y dando origen a varias especies.
Hace dos millones y medio de años aparece el Australopithecos Robustus, de 1,50 de estatura y 50 kilos de peso, con un cerebro de 1/3 del tamaño del hombre moderno.
Hace dos millones de años, fueron desarrollando cráneos más parecidos a los del hombre actual, de modo que fue clasificado como Homo.
El primer homo conocido fue el homo habilis, más pequeño que los australopitecos más grandes. Del homo hábiles desciende el homo erectus, más grande e inteligente, que fue el primero que salió de África y entró en Asia y de él desciende finalmente el Homo sapiens, cuya primera variedad fue llamada hombre de Neanderthal y luego hombre moderno.
Se supone que es improbable que el hombre primitivo, como el australopitecus, el homo habilis y el homo erectus, que vivieron en el período entre cinco millones y doscientes mil años atrás, pudiesen hablar, porque sus cerebros aún eran demasiado chicos.
Sin embargo, el hombre de Neanderthal, aparecido hace trescientos mil años y extinguido hace treinta mil años, era muy parecido al humano actual, siendo su cerebro tan grande o tal vez mayor que el nuestro.
Aparentemente podía hablar porque fueron hallados restos de hombres de Neanderthal que vivieron hace sesenta mil años que tenían hueso hioides, que es el que tienen los humanos modernos, en forma de U, ubicado en la base de la lengua que se conecta con la laringe mediante once pequeños músculos que mueven la laringe, permitiendo pronunciar vocales y consonantes.
Que los hombres primitivos hayan desaparecido del todo parece ser una suposición que la experiencia actual se está encargando de poner en duda, dado el comportamiento irracional y violento de tantos ejemplares erróneamente clasificados como homo sapiens sapiens.
Diría que aún conviven con nosotros y gozan de buena salud.
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