El Sentido del Humor



Reírse y estar contento por nada no es una cualidad común en todas las personas, al contrario, la mayoría suele estar malhumorada y casi siempre también por nada.



Ver el otro lado de las cosas es la condición necesaria para tener sentido del humor, poder descubrir lo ridículos que podemos ser en algunas situaciones con nuestras actitudes y lo intrascendente de las cosas que nos hacen poner de mal humor.



Una sonrisa y un buen estado de ánimo representan la mejor carta de presentación, predispone al diálogo y la comunicación y disipa las discordias.



El buen humor es el espacio que se encuentra entre los pensamientos, la zona franca donde permanecen entre paréntesis los problemas y se pueden dejar de lado las emociones negativas para centrarnos en el aquí y ahora y atrevernos a reírnos de las cosas y tomarlas en broma.



Podemos reírnos de todo y hasta en las circunstancias más extremas. ¿Acaso no se les ocurren a todos los mejores chistes en los funerales?



Es la defensa maníaca de los que están tristes pero que no pueden llorar, que suele emerger frente a las tragedias.



El sentido del humor puede ser una herramienta eficaz para ayudar a mejorar nuestras relaciones, disolver los conflictos y fortalecer los vínculos.



Es una de las cualidades apreciadas en una pareja, que si es inoportuno o inapropiado puede tener resultados negativos, pero si es ocurrente e ingenioso puede ayudar a cambiar el humor del otro.



Pero es importante saber que llega un momento que algunas situaciones requieren ponerse serios.



El verdadero sentido del humor difiere de la broma pesada y de mal gusto de los desubicados; es sutil y selectivo y tiene un propósito aglutinante más que rechazante.



La cargada insidiosa y reiterativa que llega a encasillar a las personas mediante apelativos denigrantes haciéndolos quedar como tontos, no es humor, sino violencia solapada y gratuita, que esconde la necesidad de aparentar ser más listo y estar de vuelta de todo,  a costa de poner en ridículo a otro.



Tampoco se relaciona con la ironía, porque el irónico es alguien que tiene algo que decir que le molesta y no se atreve porque no tiene agallas;  y recurre a ella porque no conoce otra forma.



El sentido del humor franco no tiene otro propósito que el de hacer sentir bien al otro que a lo mejor necesita levantar el ánimo.



Algunos utilizan el buen humor para tantear el terreno y poder avanzar sin demasiado riesgo y también hay quien lo usa para decir las cosas más terribles.



Parece ser que según las encuestas, en Estados Unidos les gustan  las bromas y los chistes más a los hombres que a las mujeres.



El humor ayuda a unir parejas, ya que una palabra ocurrente o un gesto inesperado y gracioso pueden devolver la frescura al vínculo.



El sentido del humor puede disminuir la dimensión de un problema y hasta hacerlo desaparecer, pero tanto el emisor como el receptor tienen que estar en sintonía para que no se convierta en una burla.


En las discusiones es útil para disminuir las tensiones y a veces puede convertir el llanto en risa.



La vida no es una broma pero tampoco un callejón sin salida, porque SIEMPRE HAY SALIDA, lo que pasa es que no la vemos.



Los que están de buen humor parecen ser más felices, o tal vez ya son felices y por eso tienen buen humor.



El sentido del humor sólo se puede lograr ampliando la perspectiva, cuando somos capaces de ver más allá de los miedos.



Sin duda, para la mayoría es más fácil estar amargados frente a los contratiempos que tener sentido del humor y seguir siendo optimista a pesar de todo y poder reírse de los problemas.