Ya
hace más de veinte años que se sabe que el cerebro tiene la capacidad de
modificar sus conexiones nerviosas en función de la experiencia.
De
manera que si somos capaces de cambiar nuestros pensamientos, nuestro cerebro
se transformará y podremos ser personas diferentes.
Si
el problema es el control de impulso y el hábito de dejarse llevar por la ira,
el malhumor y las reacciones violentas,
hay que saber que se puede cambiar, cuando se logra observar la
naturaleza de la emoción y fijar la atención en ella.
Este
proceso hace que la emoción se desvanezca, de modo que si se realiza esta
práctica cada vez que se sienten dominados por una rabieta, lo mejor es pensar
en ese sentimiento, ver qué situación provoca esa clase de emoción y
reconocerla.
Cuando
se logra cambiar conductas que producen solamente malas experiencias tanto a
uno mismo como a los que nos rodean, la vida cambia en forma espectacular y
comienzan a suceder acontecimientos que deseábamos en forma inesperada y
espontánea.
Entrenar
la mente para que produzca solamente buenos pensamientos que conduzcan a actos
de amor genera más beneficios que intentar mejorar la situación con recursos externos.
El
psicólogo, pedagogo y escritor Bernabé Tierno, ha escrito numerosos libros de
autoayuda y crecimiento personal y ha creado el Club del Optimista Vital donde
registra hechos reales de quienes fueron capaces de ganarle la batalla al dolor
y superar situaciones difíciles, con su optimismo invencible.
Tierno
está convencido que aquello que se piensa en forma más frecuente es lo que
puede hacer una vida más feliz o más desdichada, lo que puede explicar el éxito
o el fracaso o quiénes somos ahora o quiénes seremos en el futuro.
El
automatismo que desarrolla el cerebro nos hace la vida más cómoda pero también
nos determina.
Cambiar
la vida implica dejar de lado los automatismos y atreverse a actuar en forma
diferente; porque el cerebro tiene la habilidad de aprender y de desaprender lo
aprendido.
En
su libro “Poderosa mente”, Tierno intenta enseñar a rediseñar el cerebro y de
entrenarlo para modificar los circuitos neuronales existentes y renovarlos por
otros más eficaces y útiles.
El
ser humano en la actualidad, en lugar de disfrutar el presente, se aferra a su
instinto arcaico de supervivencia y anticipa la respuesta de alerta en forma
permanente, viviendo en perpetuo estado de estrés, evitando así todo cambio que
puede significar peligro y quedando atrapado en la rutina.
Salir
de ese condicionamiento se puede, activando nuevos y esperanzados pensamientos,
sentimientos y actitudes optimistas, sentimientos de alegría de vivir y de
gratitud hacia la vida.
La
mente del hombre moderno exige una nueva programación, más optimista y más
esperanzada, mediante pensamientos nuevos y positivos que le permitan cambiar
su manera de ser, de pensar y de actuar.
Para
lograrlo es necesario tener fe, pasión y entusiasmo en lo que creemos,
proyectos que nos conduzcan hacia nuestros objetivos, motivación que nos
impulse a la acción, dedicación, generosidad y sabiduría.
Fuente:
“Poderosa mente”; Bernabé Tierno.
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