Ver
seres angelicales; percibir frente a
nosotros cómo pasa nuestra vida en apenas unos segundos o sentir que
abandonamos el cuerpo, son experiencias que pueden producirse durante un estado
de coma inducido, en determinadas situaciones clínicas, debido a algunas enfermedades o a ciertos
comportamientos.
La neurociencia afirma que algunas
drogas como el hachis, la marihuana o el ácido lisérgico, producen la
hiperactivación del cortex visual y crean la imagen del túnel. Las endorfinas que liberan estas drogas
provocan placer pero también pueden hacer perder la conciencia y hacer que toda
nuestra vida pase delante de nuestros ojos como un relámpago.
También los astronautas sometidos a velocidad centrífuga pueden vivir las mismas experiencias que experimentan personas que estuvieron cercanas a la muerte y los drogadictos sufrir alucinaciones y sentir que se encuentran fuera del cuerpo.
También los astronautas sometidos a velocidad centrífuga pueden vivir las mismas experiencias que experimentan personas que estuvieron cercanas a la muerte y los drogadictos sufrir alucinaciones y sentir que se encuentran fuera del cuerpo.
Algunas
alteraciones cerebrales que provocan el estrés, la hiperventilación, la fiebre
alta o la falta de oxígeno,producen sensaciones de euforia, recuerdos
del pasado, la percepción de que se flota sobre el cuerpo o la aparición de
seres sobrenaturales; y durante una operación quirúrgica también se pueden
tener visiones extrasensoriales.
Quienes
han sufrido un ataque al corazón o se han en encontrado en situación límite de
angustia extrema suelen tener una experiencia paranormal, en mayor proporción
de los que han padecido de una larga enfermedad.
Las
experiencias cercanas a la muerte no siempre son placenteras pero es evidente
que las condiciones físicas y emocionales del individuo influyen.
Supuestamente
deben existir experiencias de todo tipo pero la mayoría suprime de su memoria las
indeseables y recuerda las buenas.
La
escritora Phyllis M. H. Altwater se ha dedicado a entrevistar personas que sufrieron
experiencias infernales y afirma que quienes las padecieron tuvieron luego
problemas familiares y laborales.
Las
experiencias más vívidas son las que experimentan las personas que creen que
verdaderamente están a punto de morir, aunque la muerte luego no se produzca.
Aunque
la neurociencia ha intentado explicar estos fenómenos, aún quedan muchos cabos
sueltos que no encajan en esas explicaciones y los científicos no logran aún
descifrar el mecanismo que los provoca.
Para
algunos psicólogos se trataría de un episodio de despersonalización frente a un
peligro extremo que lleva a la percepción alterada del paso del tiempo, a una
sensación de distanciamiento y a experimentar pensamientos muy vívidos.
Para
la científica Susan Blackmore, no se trata de un mecanismo único sino de un conjunto
de procesos fisiológicos que se activan en un cerebro que está a punto de
morir.
El
cardiólogo holandés Pim van Lommel realizó una investigación sobre este tema
entrevistando a 344 sobrevivientes de ataques cardiacos. Un 36% experimentó alguna clase de
experiencia paranormal, siendo habituales las positivas, algunos tuvieron
conciencia de la propia muerte y el desplazamiento por un túnel, otros la
sensación de estar cerca de un borde y la revisión de la vida.
Lo
inconsistente es que los que viven estas experiencias parecen vivir los mismos
pasos, como si la secuencia de hechos previos a la muerte fuera la misma para individuos todos distintos.
Según
los cardiólogos Sam Parnia y Pim van Lommel, la conciencia sobrevive al cuerpo
en un mundo inmaterial y atemporal, cuya existencia se debe a leyes
desconocidas que gobiernan una radiación electromagnética que aún no se ha
descubierto.
Para
estos científicos las experiencias de salida del cuerpo son el fundamento que
sostiene que la mente puede existir sin el cuerpo, apoyando este fenómeno la idea de que la
mente, conciencia o alma es un ente independiente del cerebro, tal como afirman
casi todas las religiones.
En
1990, el conocido periodista argentino Víctor Sueiro, luego de sufrir un paro
cardíaco tuvo una visión más allá del cuerpo.
Vio un túnel y una luz al final y experimentó una sensación
indescriptible de paz y serenidad. Luego
de esta experiencia su vida cambió para siempre, dedicándose hasta su muerte a
escribir libros con amplia investigación sobre este tema para llevar
tranquilidad y una esperanza a quienes aún le temen a la muerte.
Fuente:
“Muy interesante”; No.288; “Vi la luz”, Miguel Ángel Sabadell.
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