El
espíritu no se relaciona únicamente con una religión, significa algo que está
más allá de las distintas religiones, se refiere a nuestra conexión con la
energía del cosmos.
El
Dr. Eugenio Zampini, considera que somos seres bio-psico-sociales-espirituales
que contraemos enfermedades principalmente por causa de las emociones, más allá
de los hábitos cotidianos.
Nuestro cuerpo sufre directamente las emociones del alma y nunca podrá estar sano si
nos debatimos en la duda, si no tomamos decisiones, si no podemos disfrutar del
placer ni de la sexualidad, si necesitamos controlar, si no nos aceptamos como
somos o si somos rígidos e inflexibles.
Después
de más de veinte años de practicar la medicina, Zampini pudo comprobar que la
enfermedad cede gradualmente a medida que se cura el espíritu.
Reconoce que gran
parte de los pacientes que llegan a la consulta médica no desean recuperarse, aunque
manifiesten lo contrario. Esa contradicción
indica que la enfermedad que padecen ha pasado a ser el sentido de sus vidas.
Este
estado de vacío existencial es una carencia espiritual que hace que el paciente
se sienta aislado y perdido.
La
curación se consigue logrando movilizar el propio curador interno que hay
dentro de cada uno de nosotros, que está conectado directamente con la fuente,
energía universal, Dios o como se la prefiera llamar.
La
clave es confiar en que el cambio que se encare producirá la estimulación del
curador interno conectado con la chispa divina.
Detrás
de los síntomas físicos hay un significado emocional que hay que entender, porque cuando los pacientes se liberan del pasado, pueden perdonar, ver el presente y
comenzar su propio proceso curativo.
Para
salir de la decepción y de la frustración es necesario abrir el corazón; porque esa posibilidad nos conecta con nuevas experiencias y nos permite disfrutar de
cualquier circunstancia, de una puesta de sol, de una caminata, de estar en contacto con
la naturaleza. Pero mientras nuestro
espíritu esté cerrado nadie podrá ayudarnos.
Solamente
cuando el corazón se convierte en nuestro guía, en nuestro maestro y en nuestra seguridad, la
energía espiritual comienza a fluir por su centro y tiene propiedades curativas.
La
cultura india considera que el centro del hombre está en el corazón; para los chinos, el corazón es el gobernante
que conoce todo y que siempre está presente; y para la medicina occidental todo
se organiza en el cerebro.
Bárbara Brennan, doctora en física atmosférica que trabajó como investigadora de la NASA; que estudia el campo
de la energía humana y que practica la terapia bioenergética; , en su libro “Manos que curan”; nos dice que el
corazón es el centro a través del cual amamos, porque a través de él fluye la
energía que se conecta con toda forma de vida.
Fuente:
“De cirujano del cuerpo a cirujano del alma”; Dr. Eugenio Zampini.
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