La
entomofagia, que significa comer insectos, es un hábito alimenticio de antigua
data en Oriente pero que ahora, teniendo en cuenta la superpoblación mundial,
puede extenderse a Occidente.
En
2012, la Unión Europea invertirá tres millones de euros en la investigación del
eventual potencial de los insectos como fuente alternativa de proteínas.
La
mayor parte de la población mundial consume insectos, el resto que piensa que
es algo desagradable, es minoría.
Los
antiguos romanos comían las larvas de escarabajo fritas con harina y
Aristóteles consideraba la ninfa de la cigarra un verdadero manjar.
También
el antiguo testamento habla sobre el consumo de grillos y langostas.
En
el siglo XX el emperador japonés Hiroshito se deleitaba con un plato de arroz
con avispas enlatadas, que incluían larvas, crisálidadas e insectos adultos, con
salsa de soja y azúcar. Mientras en Laos
y Tailandia un plato muy delicad es la crisálida de la hormiga tejedora
preparada con echalotes, lechuga, pimientos picantes, lima y especias y servida
con arroz glutinoso.
En
Ghana africana, comen las termitas aladas fritas, asados o incluidas en el pan;
y en China, los criadores de abejas comen con regularidad larvas de sus panales
que supuestamente les proveen de mayor virilidad.
En
Japón degustan larvas de mosca acuática salteadas en azúcar y salsa de soja y
en Bali libélulas sin alas hervidas en leche de coco con jengibre y ajo.
En
América Latina prefieren las cigarras, las tarántulas y las hormigas, platos
que provienen de antigua tradición; y en México se comen tortillas de gusano de
la planta de agave, que también se suelen incluir en las botellas de tequila.
En
ese mismo país, los huevos de hormiga
roja son tan preciados como el caviar; y la tarántula más grande del mundo,
asada y pelada, cuyo sabor se asemeja al cangrejo ahumado, es un manjar para
los indios yanomami de Venezuela.
Sin
embargo, en algunos países de occidente, estos presuntos bocadillos todavía son
considerados tabú.
Holanda
parece ser un país pionero en esta materia contando con tres compañías que en
los últimos años montaron líneas de producción para criar langostas y gusanos
para consumo humano, que ya se venden secos y congelados en negocios que
proveen a restaurantes que ya los tienen incorporados en sus menús.
En
Inglaterra la venta de insectos para consumo humano viene en una variada gama
de snacks salados para agregar a las picadas, como los grillos thai al curry,
los gusanos fritos BBQ o las hormigas tostadas.
Pero
también hay opciones dulces como los escorpiones bañados en chocolate, los
chupetines de gusano de tequila, y bebidas alcohólicas como el gin de gusanos.
En
el Restaurant londinense Archipelago sirven un flancito cremoso coronado por
una abejita y entre los platos más pedidos figura el wok de grillos y langostas
no sólo por la rareza sino por el interés en conocer otros sabores.
En
el restaurante mexicano Toloache de Nueva York, se pueden degustar tacos de
chapulines rellenos de langostas secas.
Algunos
especialistas predicen que la carne de vaca será para el año 2050 un lujo como
el caviar, de modo que la cría de insectos podría solucionar muchos problemas.
Fuente:
“LNR”; 09/2012; “Mozo, hay sólo una mosca en mi sopa”; Frank Blumetti.
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