Publicado el 2013/11/11 por Psicóloga Malena Lede
La Arrogancia
La arrogancia es soberbia, es la actitud de la gente altiva y altanera, con delirio de grandeza y deseo de magnificencia, que oculta un complejo de inferioridad bajo una apariencia de superioridad y actitudes de desprecio hacia los demás.
La arrogancia es el más grave de los pecados capitales, inmortalizados por Dante Alighieri en La Divina Comedia, del que surgen los demás errores de la personalidad como la lujuria, la envidia, la ira, la gula, la avaricia y la pereza.
El mundo está lleno de soberbios que creen saberlo todo y pretenden ser dueños de la verdad. Suelen ser personas inteligentes pero inflexibles; perfeccionistas y dominantes; competitivas y desconfiadas; estrictas y duras con sus subordinados; ambiciosas y egoístas, pero como se sienten muy por encima de los demás terminan quedándose solas, porque creen ser el centro del universo y que todo lo demás gira en torno a ellas.
Son capaces de hacer cualquier cosa para conseguir lo que quieren, tienen poca tolerancia a la crítica y a la frustración y nunca se conforman con lo que tienen porque siempre quieren más.
Nadie los soporta, ni siquiera sus familiares más directos, nunca son hijos preferidos y ni siquiera pueden conservar los amigos.
Aunque quieren aparentar grandiosidad están hambrientos de afecto y por lo general la ira que engendra su arrogancia, no pueden evitar desparramarla a su alrededor, pero también los enferma.
La arrogancia es una característica adquirida en función a la forma en que se han vivido las experiencias tempranas de afecto.
Por lo general se trata de personas cuyas exageradas necesidades de afecto fueron frustradas, ya sea por tener que compartir el amor de los padres con hermanos mayores o menores o por carencias afectivas por parte de los progenitores.
Desarrollan así la necesidad de probarse a sí mismos y de probar a los demás que valen, y para recuperar su autoestima lo intentan todo para destacarse, pero aunque consigan lo que se proponen siguen sintiéndose insatisfechos porque se resisten a bajar de su pedestal.
La arrogancia se cura practicando la humildad, poniéndose a nivel de los demás y considerándose igual; objetivo que raramente pueden alcanzar debido a su permanente conflicto interno.
Por más encumbrada que se encuentre una persona siempre habrá alguien que la superará en algo, porque nadie en este mundo es perfecto ni lo sabe todo.
Aún los grandes genios tenían graves defectos y fallaban en algo, fracasaban en sus vidas personales, eran inestables emocionalmente, ignoraban las cosas esenciales y se enfermaban gravemente.
El arrogante se comporta de la misma manera que un agujero negro en el espacio, porque tiende a devorar y hacer desaparecer a todo lo que está a su alcance.
Malena
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