Publicado el 2013/11/09 por Psicóloga Malena Lede
Parejas Manipuladoras
Más duro y triste que estar solo es apegarse a otro y hacer lo que quiere para no perderlo; porque al acceder la primera vez a hacer o decir algo que no les gusta comienzan a perder identidad , a alienarse en esa otra persona y a sufrir despersonalización, pérdida de autoestima e incluso odio hacia sí mismos por someterse a otro.
Más importante que cualquier otro, es uno mismo, de modo que renunciar a la propia identidad será como dejar de existir, porque provoca extrañamiento, confusión, desequilibrio, dudas, desconfianza y mucha bronca.
Todos sabemos lo difícil que resulta la crisis de la adolescencia, cuando queremos diferenciarnos de nuestros padres para ser realmente quien somos.
Pero a veces, este proceso es tan difícil que la única opción que les queda a algunos adolescentes es renunciar a identificarse con sus padres o personas significativas, y decidir ser como sus opuestos, para molestarlos y hacerles saber lo mal que se sienten.
Las personas que han tenido una infancia feliz y una adolescencia normal, también vivirá una crisis en esa etapa de su vida, pero el oposicionismo que se espera en todos los casos, será comprensible y aceptable, hasta que finalmente ese adolescente resuelva su crisis y decida en la vida ser quien desea ser y estar con quien quiera estar.
En general, casi todos se identifican con sus padres y a la larga incorporan sus mismos valores, sin llegar necesariamente a pensar exactamente igual, porque serán parecidos pero distintos.
Esa identidad que lograron con tanto esfuerzo a veces es malograda por una mala relación amorosa, cuando se enamoran.
El enamoramiento es una forma de alienación, porque hace que uno pierda parte de su identidad para convertirse en una prolongación del otro.
Pero afortunadamente para una persona, este estado no dura para siempre y alguna vez, como toda llamarada, se extinguirá, quedando en el mejor de los casos el tibio calor del verdadero amor.
El enamoramiento termina porque nadie puede aceptar dejar de ser quien es por amor, renunciar a su propia identidad, sentirse manipulado y atrapado, ni aún en los dulces brazos de alguien que les jura amor eterno; porque cuando las exigencias son absurdas, puede pasar que el enamoramiento no sea recíproco y que el otro juegue con sus sentimientos y extorsione a su pareja pidiéndole que haga o diga lo que sabe que no le gusta hacer o decir, aprovechándose de su vulnerabilidad emocional.
A veces lo hacen por el simple placer de sentir que pueden dominar a otro hasta el punto de hacerle hacer el ridículo; mostrando con estas acciones arbitrarias las aristas sádicas que oculta su personalidad.
Estas actitudes sirven para conocer mejor al otro y no dejarse llevar solamente por las emociones; para verlo tal cual es aunque pretenda ocultarse detrás de la máscara que aman.
Todos tenemos defectos y debilidades, de modo que no es necesario terminar una relación a partir de estos errores; pero hay que hablar, decirles que se sienten manipulados cuando pretenden obligarlos a hacer o decir algo en contra de su voluntad.
Una relación de pareja es la unión de dos seres diferentes que desean estar juntos porque se aman justamente porque son distintos, sin embargo, lo primero que hacen las parejas es tratar de cambiar al otro para que sea como quieren.
Malena
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