Publicado el 2013/11/13 por Psicóloga Malena Lede
Por qué fracasan las parejas
La moda actual es irse a vivir juntos de común acuerdo y el casamiento dejarlo para más adelante, cuando se conozcan mejor o tengan hijos; o bien no contemplan esa posibilidad porque a alguno de los dos o a ambos, no les interesa casarse.
Convivir es una dura prueba para todos, porque la libertad de uno termina donde comienza la del otro que está tan próximo y con quien se tiene que compartir espacio y tiempo.
Además, no siempre se puede comer comida hecha, no sólo porque es más cara sino porque nadie quiere engordar y la mayoría prefiere la comida saludable.
El problema es que hay que hacer las compras y luego hacer la comida. Esta necesidad doméstica, cuando ninguno de los dos quiere cocinar, puede ser un motivo de conflicto.
En cuanto al lavado de ropa y la limpieza se puede tener una empleada doméstica si la situación económica lo admite, aunque cada vez se hace más difícil conseguir a alguien de confianza como para darle la llave de la casa.
Si la pareja no tiene servicio doméstico deberá distribuir las tareas en forma equitativa; y para mantener la paz, ambos tendrán que asumir ese compromiso y cumplirlo.
Pero hay que reconocer, que no todos hacen las cosas de la misma manera ni con la misma diligencia. Algunos pueden atrasarse con las tareas, amontonar platos para lavar, olvidarse de secar el baño cuando se ducha, etc., mientras otros pueden ser más prácticos y cumplidores y esa es otra cuestión urticante que provoca discusiones.
Esta diferencia de criterio, más laxo o más riguroso según la personalidad de cada uno, no es sólo fuente de conflictos sino que también crea resentimientos que luego se cobran de distintas maneras.
Muchas mujeres suelen vengarse en la cama, que es una forma muy eficaz de manipular al hombre para lograr sus objetivos, conducta que parece innata en la mujer pero que es aprendida de sus abuelas y tatarabuelas.
¿Por qué las mujeres se vengan en la cama y los hombres no?; hay distintas teorías al respecto, pero ninguna tiene fundamento serio.
Hay quienes sostienen la teoría de que la mujer es más pasiva sexualmente y puede esperar, mientras que para el hombre el sexo representa una necesidad más urgente; criterio que no comparto.
Prefiero identificarme con los teóricos que piensan que tanto el hombre como la mujer desean tener sexo por igual; la diferencia es que la mujer es capaz de contemplar otras prioridades que pueden ser para ellas tan importantes como tener sexo.
El sexo, por ser una función que es vivida por ambos sexos en forma diferente, es una de las fuentes más comunes de conflicto.
A pesar de la libertad sexual, los jóvenes todavía no saben tratar a una mujer y esa es la base principal de las desavenencias.
Para este problema está el diálogo abierto, decir todo lo que se piensa al respecto y lo que se necesita para disfrutar de la sexualidad. Sin embargo, muchos todavía tienen muchas inhibiciones y les cuesta hablar de esto.
Una terapia sexual los puede ayudar a encarar estas dificultades de una manera menos movilizadora y más realista.
Los hijos representan una gran responsabilidad a largo plazo para la pareja y no todos están dispuestos a aceptar este compromiso, principalmente los hombres, cuyo vínculo con sus hijos es distinto. Por eso es indispensable que ambos se pongan de acuerdo sobre esta posibilidad y acepten con agrado las consecuencias.
Tener vida propia es indispensable para ambos; pero cuando esto no se entiende o acepta se puede convertir en una grave dificultad que puede atentar contra la continuidad de la relación.
No sólo los dos tienen que dedicarse a lo que les gusta sino también tienen que tener vida propia, amigos personales, salidas e intereses distintos; compartiendo todo lo que tienen en común que puede ser mucho.
La administración de los ingresos también ocasiona discusiones; lo ideal es que ambos tengan ingresos propios y no tengan que depender uno del otro; si no fuera así lo mejor es que los dos tengan poder de decisión y si piensan distinto tendrán que negociar las diferencias.
Tratar de que el otro sea feliz es una forma de lograr parejas estables, pero para llegar a esto es necesario cultivar el amor al prójimo y dejar de pensar tanto en uno mismo.
Malena
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