Cómo relacionarse con las ex parejas



¿Quién es hoy en día quien no tiene un “ex” en su haber, un ex novio, un ex marido, un ex más que amigo?

Saber tratar a las “ex parejas” es un arte que hay que aprender para lograr una vida feliz sin sufrimientos ni contratiempos; y si hay hijos de por medio, para poder hacerlos felices también a ellos.

Los “ex” han sido personas que han sido importantes alguna vez para ustedes, con quienes compartieron muchas experiencias y con quienes, por alguna importante razón, que ya no existe, pensaban que pasarían el resto de sus vidas.

El resentimiento y el rencor pueden hacerles la vida miserable si no saben perdonar, porque es el perdón el que termina con los malos pensamientos y el que les permitirá empezar de nuevo.

Para poder perdonar agravios es necesario tener grandeza de espíritu y dejar de pensar con la tradicional mezquindad y egoísmo que caracterizan a los humanos.

Tenemos fresco el ejemplo de Mandela, abanderado del perdón, que acaba de morir a una avanzada edad después de haber vivido la gran desdicha de estar 27 años preso por luchar contra la discriminación racial en su país y la gloria de haber sido liberado y ocupar el primer lugar como mandatario, después de algunos años.

Muchos de los que lo votaron para presidente fueron también los que de alguna manera colaboraron alguna vez para que estuviera en prisión, para que en ese país nada cambiara.

Mandela salvó a su país de una guerra civil predicando el perdón y haciendo lo posible para que el pueblo se hermanara, dejara atrás los viejos rencores y mutuamente se perdonaran.

Logró lo imposible, que la gente se uniera y terminara la discriminación, que acabaran los odios y el deseo de venganza.

Terminar con una relación de algunos años no es fácil cuando uno de los dos no está de acuerdo y peor aún cuando el que no quiere la separación es el hombre; y perdonar tampoco, pero si todo un país pudo perdonar tantas humillaciones y vejámenes ¿por qué algunos no pueden hacerlo?.

El hombre que es abandonado por su mujer, siente en primer lugar que pierde su hombría, porque no hay que olvidar que estamos genéticamente programados y un hombre lleva la impronta en su mente de que es el macho el que abandona a la hembra y a sus hijos y no ella.

Por esta razón biológica, las mujeres los tienen que comprender y tener la grandeza de superar su propia vanidad y hacer que sus parejas se convenzan que son ellos los que se van y no ellas las que los dejan.

Si esto se pudiera lograr, disminuiría la tasa de mortalidad de muchas jóvenes asesinadas por sus parejas, quienes no pueden aceptar que los dejen de lado y menos ser reemplazados por otro.

Desde el punto de vista legal, la mujer abandonada por su esposo tiene derechos que no pueden ignorarse, principalmente si tienen hijos. En cambio, si es ella la que se va, a menos que pueda comprobar con pruebas legítimas que sufrió violencia reiterada por parte de su compañero, pierde todo.

Si una pareja que se separa no se lleva bien y continúa habiendo entre ellos, odio, rencor o algún resentimiento, es porque aún, de algún modo, generalmente perverso, se aman; por eso una separación tiene que estar muy bien justificada, y hay que llevarla a cabo cuando entre los dos sólo existe indiferencia o un afecto filial, como el de dos hermanos.

De esa forma podrán seguir viéndose de buen agrado lo necesario si tienen hijos, porque si no es así, los hijos sentirán culpa por querer al progenitor que la madre odia,

Los padres tienen que comprender, antes de juzgar a los hijos, que es usual que ellos traten mejor al progenitor que no vive con ellos, porque sienten, con razón que es el que ha perdido a la familia; aunque toda la responsabilidad de la separación haya sido suya.

Para poder seguir adelante con la vida y empezar de nuevo hay que sentirse libre de culpas y de resentimientos, tener la mente y el corazón en paz, ser capaz de mantener una buena relación con la ex pareja para poder sentirse libre e independiente como antes.

Lo que no podemos permitirnos es repetir historias, o sea, volver a iniciar otra relación con el mismo tipo de persona.  Porque el que no aprende de las experiencias corre el riesgo de volver a cometer los mismos errores.

Malena