"La selva de asfalto parece inocente por fuera pero es brutal por dentro"
¿Cuántas
personas no cumplen con las reglas de tránsito?; sin duda son muchas a juzgar
por los múltiples accidentes que se producen todos los días.
¿Por
qué algunos hombres se jactan inclusive de tener una conducta arriesgada cuando
manejan como si tuvieran que demostrar de esa manera su hombría y se burlan de
las mujeres que son más precavidas?
Los
accidentes en la calle no son accidentes, son actos deliberados que atentan
contra las vidas de las inocentes víctimas que mueren yendo a su trabajo o al
médico, o al supermercado, mientras llevan sus hijos al colegio o simplemente cuando
creyéndose seguros, ingenuamente están barriendo la vereda de su casa.
El
automóvil, que debería ser una herramienta para hacer más cómoda la vida y más
confortables los viajes, se ha convertido en un arma letal en manos de
conductores imprudentes que piensan que las ordenanzas no son para ellos, que
están de más, por eso las infringen sin ninguna consideración poniendo en
riesgo la vida, tanto de ellos mismos
como de los sufridos peatones.
Hace
pocos días fuimos testigos, a través de
los medios de comunicación, de la irreverente conducta de un ciudadano que
agravió verbalmente y hasta escupió a los empleados de la empresa que tiene a
su cargo el retiro de los vehículos que están mal estacionados, cuando le
llevaron su auto.
El
individuo en cuestión reconoció haber estacionado en forma incorrecta con el
fin de hacer una compra en una farmacia, sin embargo insultó duramente a
quienes habían cumplido con su trabajo quienes a su vez reaccionaron en forma
violenta contra él, y le propinaron
varios golpes.
En
este caso, no solamente se cometió deliberadamente un delito sino que además el
sujeto pretende permanecer impune y arremeter contra quienes tienen el deber de
hacer cumplir las normas de tránsito.
El
problema de la rebeldía ciudadana muestra las dificultades que tiene la gente para
cumplir con las normas de convivencia, sin tener en cuenta que sin reglas de
juego explícitas, estamos todos expuestos a graves peligros y que también estamos
poniendo en riesgo la vida de los demás.
La
rebeldía de una persona adulta frente a la autoridad no se limita a una
situación puntual sino que tiene raíces más profundas. Por lo general se trata de sujetos que no han
logrado resolver todavía el conflicto interno que les produjo la relación de
autoridad con sus padres, lo que los lleva a reaccionar en forma violenta para autoafirmarse
cada vez que detecta actitudes similares.
La
violencia es el último recurso que tiene el hombre para defenderse de una
agresión, porque a diferencia de los animales, los seres humanos podemos
razonar, controlar nuestros impulsos y pensar antes de actuar.
Cuando
se recurre a la violencia en forma reiterada, también están fallando los
mecanismos neurológicos que inhiben la agresión y entonces el individuo descarga
su impulso directamente, sin la intervención de la corteza cerebral; mecanismo que se retroalimenta con cada
acción.
Un
país que no respeta sus propias leyes se convierte en un lugar muy peligroso,
tan peligroso como puede ser cualquier grupo humano que hace justicia con mano propia y sólo respeta
la ley de la selva.
A
todos nos preocupa la inseguridad que existe hoy en día, el aumento de los
delitos contra la propiedad y el poco respeto por la vida; pero pocos reconocen
cuánta violencia guardan en su interior, su indiferencia hacia los problemas
ajenos y la falta de compromiso por todo lo que pasa más allá de los umbrales
de su casa.
La
violencia es el resultado de la impotencia, del abandono, de la falta de
educación y de contención, del egoísmo y del hedonismo extremo, cuando cada uno
está centrado en sí mismo, aferrado a las cosas, despreciando los verdaderos
valores humanos y sin capacidad de dar amor; y todos somos responsables de esta
situación.
Malena
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