Cada
año que se inicia es una oportunidad que tiene todo ser humano de bucear en su
interioridad, de cuestionarse, de encontrarse a sí mismo, de saber quién es, de
intentar conocer su propósito, de ser más consciente y más libre.
Dentro
de sí mismo están todas las respuestas y también está la clave para conectarse
mejor con el mundo externo.
El
silencio interior es necesario para la acción exterior, ser más natural, no
tener tantas inhibiciones ni represiones y poder expresar mejor los
sentimientos.
Lamentablemente,
sólo en las crisis la gente busca la introspección o el consuelo espiritual, cuando cree que sólo le quedan dos caminos: el
suicidio o la transformación.
Si
su vida es demasiado cómoda y se adapta a ello, entonces vegeta, deja de ser
persona y se convierte en una cosa.
Gracias
al ordenador el hombre puede recuperar su humanidad y dejar de ser como una
máquina que funciona en forma mecánica, sin sentimientos.
Ha
llegado la hora de la creación de un nuevo planeta que ha sido destruido por tecnologías
obsoletas y recuperar el equilibrio con una tecnología superior que haga que la
Tierra vuelva a ser la misma.
No
se trata de retroceder renunciando a los grandes avances de la ciencia y la
técnica, sino de avanzar hacia una mejor
calidad de vida; y cada uno desde su
lugar puede hacer algo para lograrlo.
El
hombre actual ha aprendido a temerle a los compromisos, porque los considera
obligaciones que le quitan la libertad.
Sin
embargo, sólo el que ama su libertad es capaz de aceptar su responsabilidad, o
sea ser capaz de responder, de estar alerta y presente; no por obligación, sino gracias a lo que le
dice su propia conciencia.
La
capacidad de responder es la característica más importante del crecimiento,
porque para crecer hay que enfrentar y aceptar los desafíos de las
responsabilidades.
Malena
Fuente:
“Cambio, cómo convertir una crisis en una oportunidad”; Osho.
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