De que somos
un cuerpo y también un espíritu, no cabe la menor duda. El
cuerpo material es finito, porque está sometido al cambio y alguna vez
desaparecerá, pero el espíritu, el alma o la mente que trasciende el cerebro,
no es material y no se rige por las leyes físicas naturales, es lógico pensar que puede haber existido
siempre y que siempre existirá.
Por
lo tanto, no es una utopía creer que somos espíritus encarnados capturados en un intervalo espacio tiempo y es
posible que esto, algún día, la ciencia lo logre comprobar. Mientras tanto, algunas experiencias inexplicables
nos sirven para apoyar esta hipótesis.
El
tres de enero del año actual, una familia cordobesa circulaba en su auto
particular por la ruta nueve; eran Miguel González Achaval y Jimena Anglada, acompañados
de sus dos hijos, Joaquín de 8 años y Benjamín de 6.
Un
trágico accidente segó la vida de esta pareja y de su hijo mayor, quedando como
único sobreviviente su hijo menor, Benjamín.
Después
de reponerse de sus graves heridas, Benjamín comienza una nueva vida en la casa de
su tío Carlos Juncos y su tía María José, quienes asumen la enorme responsabilidad de hacerse
cargo de él.
Con
el deseo de mitigar la pena del niño, un día Carlos decide llevar a él y a sus
hijos, a ver un partido que jugaba
Instituto, su equipo de fútbol favorito.
Al
entrar los jugadores a la cancha, una lluvia de papelitos cubrió la tribuna
donde miles de espectadores esperaban impacientes el inicio del juego.
Uno
de esos papelitos, un pequeño trozo del diario “La voz del interior” del mes de
enero pasado, cayó sobre los pies de
Benjamin; y aunque recién comienza a leer descubre el nombre de sus padres en
él.
Sorprendido,
se lo entrega a su tío Carlos, quien comprueba con estupor que se trata del
aviso fúnebre que publicó el diario “La voz” al día siguiente de la tragedia.
Su
tía María José había pedido con el corazón, una señal a los padres de Benjamín fallecidos,
para saber si consideraban que estaban haciendo las cosas bien. Ese pequeño
trozo de papel fue la respuesta que esperaban.
Este
fue una clara experiencia de sincronicidad, una coincidencia significativa que manifiesta
en el mundo fenoménico un indudable mensaje espiritual.
Malena
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!
Ver Comentarios
Mira Malena, ahh Hola, :) mira ayer ecscribia en el facebook una cosa de un político de mi pais, y enseguida de yo darle al enter el mismo texto o post le puso le gusta una mujer política amiga mía. Y mira que el texto es de hace tiempo, yo estaba volviendo atrás en las publiocaciones.
ResponderEliminarLo que escribí lo necesitaba la persona que le dio al me gusta.
Yo he oido lo de sincronicidad en ideas de Carl Gustav Jung, el psiquiatra, creo.
A veces veo algo en you Tube
bueno, gracias, hasta luego
Pablo