Con demasiada frecuencia recibo comentarios de
mujeres que se quejan de que sus maridos no les permiten tomar decisiones que
se relacionan con su propio crecimiento y desarrollo, que se ríen de sus
iniciativas, no las toman en serio, las desaniman con sus críticas y les quitan
las ganas de cambiar o hacer algo nuevo.
Me pregunto si esto es realmente así o si en
realidad se trata de mujeres que necesitan que sus parejas las alienten y las
apoyen en sus proyectos porque el problema es que ellas no tienen fuertes
convicciones. Porque cuando la
convicción es firme, nadie se puede atrever a desalentar un proyecto.
Somos seres individuales con derecho a hacer valer
nuestra propia libertad de elección y ni el matrimonio ni ninguna otro tipo de relación
tienen que ser un obstáculo para la propia realización.
Lo que generalmente falta es iniciativa propia, tenacidad,
perseverancia, impulso, deseo de Ser o ganas de realizar el esfuerzo necesario
para cumplir lo que se desea.
La opinión de otro no puede ser la excusa para no
realizar todos nuestros objetivos, porque sólo hace falta la voluntad propia y tener una
meta clara que sea posible.
Hay que saber que los hombres, en general, suelen
oponer resistencia a toda iniciativa independiente que tenga su mujer, que
implique un posible peligro para la continuidad de la relación.
Incluso los hombres que aman a su mujer, pocas veces
tienen la grandeza de espíritu como para
comprender el deseo que ella puede tener de emanciparse o de buscar su razón de
ser.
Es probable que sientan que esa actitud signifique el
deseo de querer liberarse de la relación y de algún modo esté expresando el fin
defalta de amor hacia ellos.
La pareja no lo es todo, porque además, toda mujer
tiene el derecho a desarrollar su propio potencial y tener la oportunidad de
probar nuevos desafíos le que permitan en el futuro, cuando su rol de madre de
niños finalice y sus hijos crezcan,
tener una razón para vivir y no dedicarse a entrometerse en sus vidas de adultos.
Este desprendimiento de la pareja que hay que
atreverse a vivir, no es necesario que sea cruento, con peleas, imposiciones
agresivas o amenazas; ni tampoco tiene que representar un peligro para la
relación, simplemente se trata de mantener la firme convicción y tener la
fortaleza para llevarla a cabo sin herir sentimientos ni mostrarse
desilusionada por no recibir el apoyo deseado.
La elaboración de un proyecto individual no es algo
que se logra de un día para otro, es un plan de futuro que puede estar próximo
o más distante pero al que no hay que renunciar porque no conseguir suficiente
apoyo.
Hay que dejar que los demás opinen lo que quieran y
eso no puede hacer que se cambie el
rumbo si es realmente lo que se desea.
Pocos hombres son lo suficientemente comprensivos
como para ponerse en el lugar de su mujer y comprender su vacío existencial
después de haber estado varios años atada a los niños.
La tarea de madre es de tiempo completo y
compatibilizarla con otras tareas hogareñas exige demasiado esfuerzo. Sin embargo, cuando los chicos crecen, desprenderse
de muchas obligaciones es más fácil.
Tener vida propia no representa un deseo inapropiado
sino una obligación que no debe ser desalentada por la opinión de ninguna
persona, ni siquiera de quienes nos aman.
Malena Lede - Psicóloga
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