Los hombres básicamente están pre programados
genéticamente para diseminar sus
espermatozoides para la reproducción de la especie. Sólo algunos son capaces de controlar sus
instintos y actuar con lealtad; pero son muchos los que responden según las
circunstancias y no pierden la oportunidad de relacionarse con cualquier mujer.
La cultura y la educación han logrado, parcialmente,
canalizar esos instintos hacia fines socialmente aceptables, pero todavía falta
mucho tiempo para que el hombre respete las limitaciones que él mismo conscientemente
se impone, cuando contrae un compromiso.
Es difícil convivir con un hombre infiel, porque así
como es capaz de engañar a nivel afectivo y moral, también puede estafar,
robar, abandonar a sus hijos y cometer cualquier otro delito.
Cuando un padre es infiel, por lo general, su hijo
también lo es, porque los hijos se identifican con sus padres y suelen hacer lo
mismo.
A veces la infidelidad se relaciona con la facilidad con que algunos hombres atraen a las mujeres, ya sea por su personalidad o por su capacidad de seducción.
A veces la infidelidad se relaciona con la facilidad con que algunos hombres atraen a las mujeres, ya sea por su personalidad o por su capacidad de seducción.
En estos casos, las mujeres tienen que prestar mucha
atención, cuando tienen la oportunidad de conectarse con personas con estas
características de personalidad y que podrían llegar a ser sus potenciales
parejas.
La confianza en una relación es todo, porque es la
confianza la que hace posible que un vínculo de pareja se convierta en amor
verdadero.
Una persona llega a ser única para otra, por su
nobleza de corazón, su lealtad, su buen discernimiento y su grandeza de
espíritu, únicas virtudes que logran superar el paso del tiempo.
¿Qué sucede con las grandes pasiones desatadas sin
ninguna reflexión? Se extinguen en su
propio ardor, dejando corazones rotos, una gran desilusión y mucha frustración
Esa experiencia puede afectar a las personas para
siempre, malograr sus vidas y hacerlas rechazar otros posibles vínculos, aunque
no existan motivos evidentes.
El hombre que sabe que no va a poder guardar
fidelidad a una mujer, no tendría que contraer compromisos formales; sin embargo, consecuentes con su desleal actitud,
lo hacen, porque son egoístas y no quieren perderse nada y porque no les
importa el daño que les pueden ocasionar a sus mujeres y a sus hijos.
La infidelidad no es la consecuencia de una
situación particular, sino la actitud propia de alguien que no tiene valores
incorporados y que aprovecha cada
ocasión que se le presenta para actuar con deslealtad con alguna excusa.
Malena Lede - Psicóloga
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