VIVO UNA VIDA TRANQUILA,
MANTENGO LA PAZ EN MI MENTE,
AGRADEZCO ESTAR VIVO,
DISFRUTO TODO LO QUE HAGO,
CONVIVO EN ARMONÍA CON TODO LO QUE ME RODEA
Micao Usui Sensei- (Maestro de Reiki)
Las palabras nos pueden convencer, enseñar, hacernos
felices, deleitarnos, tranquilizarnos, alegrarnos, pero también nos pueden
herir, ofender, agredir, encolerizar y hasta destruir.
Una palabra a tiempo puede cambiar el rumbo de una
vida y hasta salvar a alguien de cometer un acto destructivo, pero también puede
esclavizar y ayudar a adueñarse de la voluntad de otros.
La palabra tiene un gran poder sobre el estado de
ánimo, tanto las que escuchamos como las que repetimos nosotros conscientemente,
por esa razón las frases de contenido positivo pueden llegar a revertir tanto procesos físicos patológicos como estados anímicos depresivos.
Se trata de aprender a dar las gracias por todo desde
que nos levantamos, por lo que somos y
tenemos y por todo lo que damos por sentado, por los afectos, por los bienes que poseemos,
por la casa en que vivimos y todos los servicios, por los alimentos, por el descanso,
por la compañía, por la familia, por el trabajo, por la tecnología, por un
nuevo día, por sentirnos bien y por estar vivos.
Agradecer es tomar conciencia y no vivir en piloto automático, es aprender a mirar, a darse cuenta de las cosas y a vivir
plenamente el presente.
El presente es lo único que tenemos porque, no podemos
cambiar el pasado pero si podemos cambiar el futuro en función a cómo
vivimos el presente.
Gracias es una palabra mágica que puede modificar
nuestra percepción de las cosas y apreciarlas desde una perspectiva más amplia.
Poder expresar con palabras las emociones perturbadoras vividas nos permite liberarnos de los traumas inconscientes del pasado.
El dolor del pasado permanece vivo por las palabras no dichas, por las lágrimas no derramadas y por las emociones reprimidas.
Malena Lede – Psicóloga
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