Pitágoras, el más antiguo filósofo griego del siglo
V antes de Cristo, no dejó nada escrito
pero se lo conoce a través de sus sucesores como un gran matemático que se
atrevió a formular audaces hipótesis sobre Astronomía y Música.
A él se le atribuye haber utilizado la palabra “filosofo”, por primera vez, para aplicársela a sí mismo y poder definir con mayor precisión
su oficio como observador desinteresado, de todas las cosas en general y sin
detenerse en cada disciplina en particular, convencido de que la naturaleza puede
ser conocida por la razón.
Ya en aquel entonces, a partir de sus agudas
observaciones, podía intuir, con respecto al Cosmos, que la Tierra era redonda
y que giraba alrededor de un “fuego central” (que no era el Sol); y con
relación a la música, que también en la escala musical existían relaciones numéricas.
Los pitagóricos fueron los primeros en afirmar que
la Tierra era un planeta entre otros y no el centro del Universo.
La filosofía, precursora de la ciencia, nace en
Grecia con Pitágoras, influenciado por antiguas civilizaciones florecientes de esa época, como Babilonia y Egipto.
Pitágoras, como todos los filósofos pre socráticos, participaba
de la misma concepción del orden natural, de la idea de que el hombre forma
parte de la naturaleza y de que ésta se puede conocer; porque recién a partir de Sócrates, el pensamiento griego separa
al hombre de la naturaleza y lo divide en cuerpo y alma, razón y espíritu.
Para Pitágoras los principios de las matemáticas son
anteriores a las cosas, por lo tanto, el principio del universo no es un
elemento sino el número, o sea que el Ser para la escuela pitagórica es el número.
Las relaciones numéricas son las que rigen la armonía de la naturaleza, explicable en
base a construcciones matemáticas.
Por ejemplo, cada sonido musical está determinado
por el número de vibraciones de las cuerdas de un instrumento. De esta manera se relaciona algo físico como el
sonido, con una construcción del
espíritu; o sea que el alma es al cuerpo como la combinación de las longitudes,
es a la cuerda.
Desde el punto de vista cosmológico, la armonía y el
número también explican la relación entre los astros.
Que los números hayan sido los privilegiados en esta
cosmovisión puede deberse al “misticismo”que se atribuye a la
escuela pitagórica.
Es verdad que la música representa una
expresión humana en todas las culturas, incluso en las más primitivas, independientemente de su desarrollo
cultural, y que que ha ocupado un importante lugar en
las prácticas litúrgicas y mágicas.
El conocimiento del pensamiento filosófico de
Pitágoras nos permite confiar en que la naturaleza, de la que
nosotros formamos parte y todo el Universo, es una pluralidad ordenada y que su
comportamiento, por obedecer a las matemáticas, es previsible y armonioso, como
también podría serlo el orden social y la justicia si se rigiera por la razón.
El quiebre de la razón produce ausencia de
discernimiento, fallas en la equidad, falta de respeto por la Ley, desorden y la pérdida de las garantías individuales.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Pitágoras – La infancia de la filosofía”
Víctor Gómez Pin
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