Existen distintos modos de relacionarse para vivir
en pareja, sin embargo la mayoría elige ser infeliz y adopta vivir un amor
dependiente, relación que los lleva a tratar de dominarse mutualmente.
Amar puede hacernos sentir dichosos y plenos, sin
embargo, si se vive una relación dependiente puede hacernos muy infelices.
La persona independiente también le da independencia
al otro, pero no siempre la pareja interpreta esa actitud debidamente, porque
se parece mucho a la indiferencia.
Otra forma de amar es relacionándose en forma
interdependiente, pero este es un modo de relación que es poco común en este
mundo.
El amor interdependiente es lograr la armonía total
en un vínculo, una forma de sincronicidad como si ambos compartieran un solo
espíritu, un amor sólo posible entre dos personas maduras.
Esta manera de amar es la verdadera pero
lamentablemente se produce en pocas ocasiones.
Abraham Maslow distingue dos formas de amar: el amor insuficiencia y el amor del Ser; el
primero es dependiente e inmaduro porque se ama a una pareja porque satisface
una necesidad, se aprovecha, se manipula, se domina y se utiliza como medio;
mientras tanto el otro hace lo mismo.
Este tipo de amor tiene muy poco de amor y mucho de
egoísmo, sin embargo es la forma de amar de la mayoría.
La segunda forma de amar es la del Ser, sin
condiciones, significa Ser amor, desbordar amor hacia todas direcciones.
Los seres humanos se desarrollan y crecen pero la
mayoría no madura, continúan tratando de recibir amor de los demás porque no
saben dar sin condiciones ni saben compartir.
Solamente la persona madura puede dar pero existen
millones de personas que son infantiles toda su vida que sólo anhelan recibir.
La dependencia provoca infelicidad y esclavitud y
fomenta la venganza sutil y despiadada porque nadie puede tolerar perder su
libertad.
Los amantes suelen ser enemigos sin darse cuenta,
creen amarse pero viven una constante lucha estéril intentando dominarse
mutuamente para tener el poder.
Es difícil encontrar una pareja en la que no exista un
dominante y un dominado, un fuerte y un débil o un poderoso y un esclavo.
Es más, el hombre todavía tiende a elegir a una
mujer que no lo supere en nada; no se entrega sin condiciones por temor a ser
dominado; y la mujer, como venganza, nunca se entrega, por lo tanto nunca puede
disfrutar del amor a pleno.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Madurez – La responsabilidad de ser uno
mismo”; Osho
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!