Dentro de la Psicopatología se presenta como el
deseo incontenible inconsciente de repetir situaciones penosas del pasado que
no se recuerdan, con la vívida impresión de que sólo se trata de una
experiencia del presente.
La compulsión a la repetición según el Psicoanálisis, se refiere a un
conflicto y sólo interviene el principio del placer interaccionando con el
principio de realidad.
El hecho de que se reitere hace que una conducta
determinada se transforme en un síntoma, por ejemplo, se pueden observar
manifestaciones repetitivas en los actos obsesivos compulsivos.
Es evidente que en general lo reprimido intenta
volver al presente por distintos medios, en forma de síntoma, de conducta y a través del sueño.
Es difícil comprender a simple vista qué instancia
del sujeto puede encontrar satisfacción repitiendo experiencias displacenteras para
la realización de un deseo reprimido, pero hay que recordar que en términos del
Psicoanálisis, lo que es displacentero para un sistema del aparato psíquico puede
ser placentero para otro.
El conflicto con lo reprimido tiene necesidad de
actualizarse y lo hace de manera inconsciente a través de la compulsión a la
repetición del hecho, más o menos disfrazado, pero con elementos del conflicto interno que
resultó incomprensible en su momento, y que continuará siéndolo hasta que el
individuo logre hacerlo consciente y liberarse de él.
Esta tendencia a la repetición podría ser el intento del yo de liberarse de las tensiones excesivas; o una manifestación de lo más profundo o demoníaco que existe en toda pulsión que es la tendencia a la descarga absoluta, representada por la pulsión de muerte.
Esta tendencia a la repetición podría ser el intento del yo de liberarse de las tensiones excesivas; o una manifestación de lo más profundo o demoníaco que existe en toda pulsión que es la tendencia a la descarga absoluta, representada por la pulsión de muerte.
Para el conductismo, en cambio, la psicología sólo puede
estudiar científicamente la conducta humana, que es lo único objetivo y observable.
Desde este encuadre teórico, la conducta es puro
condicionamiento, de modo que la compulsión a la repetición sería un hábito
aprendido placentero que también puede provocar consecuencias displacenteras.
Las adicciones pueden ser un ejemplo, porque desde este punto de vista, son conductas
aprendidas que pueden calmar la ansiedad inmediata pero también pueden hacer la
vida miserable.
Para estas teorías, el conflicto básico no se puede
conocer, porque la psique es una
caja negra.
Sin embargo, existen técnicas conductistas que
resultan eficaces para las adicciones, que enseñan a desaprender las antiguas
conductas desfavorables y a aprender
otras más adaptativas, con resultados favorables.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche
y Pontalís; “Teorías del Aprendizaje”; de Hill
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!
Ver Comentarios
Hola, Malena! �� Buenas noches! Hay terapias que tratan las adicciones como la cleptomanía, verdad? Para no volver a repetir esas cosas. Yo hace veintiún años que no hurto. Soy más honrado como nunca fui.
ResponderEliminarPero a veces me siento tentado de volver a hurtar en los grandes almacenes. Como si haciendo eso robar me sintiera mejor. Pero no es vida eso.
La vida de un cleptómano es un infierno. Un infierno que puede volverte desconfiado y aislarte de la gente. Que puede hacerte ver que a tu alrededor hablan de ti aunque no sepan quién eres ni que haces. Hablan de tus acciones malas, crees. Y sufres tú.
Y todo por un bolígrafo...por unos libros...por cosas que te hacen sentir culpable aunque si también excitado.
Esa excitación lleva vergüenza. Porque robar no está bien.
Aunque nuestros gobernantes algunos con su ejemplo dicen lo contrario.
Ellos están peor que yo.
Gracias y saludos cordiales
Pablo Manuel
... perdona, que escribí y no accedí a mi cuenta. Si accedes después se borra y arggh
ResponderEliminarhola Pablo, todos tenemos tentaciones, pero pensar en ellas en una cosa y hacerlas es otra. Las tentaciones no se pueden evitar, más en un mundo lleno de cosas que la mayoría no puede comprar.
ResponderEliminarNo te preocupes tanto y vive el día a día. saludos, malena
Buenos días Malena,
ResponderEliminarEl artículo me parece interesante.
Dices que el conductismo evalúa solo lo que se puede ver, y si eso es parte de la psicología, me permito la libertad de dudar amplia mente de esta forma de analizar las cosas, ya que creen que es muy objetiva, cuando es menos objetiva incluso que la que no se dice del conductismo.
No creo que sea inteligente analizar solo lo que se ve, algo muy sencillo de evaluar, es el efecto que produce la gravedad en las cosas, y es imposible ver la gravedad, simplemente vemos el efecto que produce en los objetos, y aunque podemos darle explicación, incluso tener definiciones consistentes de el como y el cuando, sigue siendo en rasgos generales, un no se que, que actúa de una manera, y no sabemos por qué.
De la misma manera que la gravedad actúa sobre las cosas, un olor, un sonido, una temperatura, una película, un demonio o un ángel, actúan sobre la mente, produciendo un efecto.. y si el conductismo desestima los espíritus o lo que "no se ve", solo por tratarse de cosas religiosas, me dan pena, que no vean mas allá de sus narices, por que mas allá de que existan o no los espíritus, Luz, oscuridad, sabores y olores, demonio o ángel, son palabras claves, que activan o desactivan conductas preestablecidas o no, que están relacionadas con un sistema de reacciones del propio individuo.
Por que.... es la gravedad un ángel o un demonio?
Por supuesto, en esta vida tienen que haber quienes piensen diferente claro, pero una persona que no tiene en cuenta todas las posibilidades, dudo que tenga un gran abanico de herramientas para resolverlo.
Javier.