Ser uno mismo debería ser algo fácil, sin embargo es
difícil, porque vivir en una sociedad impone la necesidad de subsistir, de
respetar reglas de convivencia, de cumplir con obligaciones, de competir; principalmente porque nos empeñamos en creer que todo depende sólo de nuestro esfuerzo.
Nacemos en una sociedad construida por otros que
vivieron antes y en la que en el mejor de los casos podemos crecer y
desarrollarnos.
Ser uno mismo no significa hacer lo que quiero
cuando quiero, porque esta forma de ser es también una esclavitud, la
esclavitud de los deseos, que sólo tiene como referencia lo externo a mí.
Mi verdadera existencia es existir, todo lo demás es
una simple o una muy compleja escenografía de mi ser real; el único que puede apreciar lo auténtico y genuino de cada experiencia.
Ser uno mismo es la única manera de ser libre de
verdad, de poder ver lo que Es, o sea lo verdadero, lo que subyace a la materia; entonces es cuando la vida se transforma en una aventura y
se renueva día a día.
Ser auténtico implica enfrentar la dualidad del mundo y lograr una perspectiva más alta capaz de captar la unicidad de lo eterno, lo que está más allá del
tiempo y detrás de toda ilusión.
El universo nos sorprende con su maravilloso orden,
la belleza de la naturaleza, el funcionamiento de nuestro propio cuerpo. Lo único que se debate entre lo que es real e
ilusorio es nuestra mente.
Es difícil despojarse de los condicionamientos del
pasado y de las frustraciones de esta vida, ya que todo en algún momento
termina, sólo la experiencia de la unidad es eterna, personal y universal, el éxtasis de la conciencia que me permite crear y recrear nuevos mundos.
No se trata de luchar en contra de los demás o contra
el mundo, se trata de ver más allá de lo inmediato y tener acceso a otra
realidad más elevada, donde todo es perfecto, somos eternos, invulnerables e ilimitados y la muerte no existe.
En este nivel nuestro Ser real puede lograr cualquier cosa y entonces, cuando lo tenemos todo, ya no necesitamos
más nada.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Conocer a Dios”; Deepak Chopra.
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