En esta vida, tienen que aprender a desconfiar de lo
que les gusta porque si se dejan llevar por sus impulsos pueden llegar a cometer muchos errores.
Me pregunto ¿a quién no le gusta un hombre entrador,
simpático, elegante, educado, con mucho mundo, atractivo y que sabe tratar a
una mujer? Creo que ninguna mujer puede
evitar sentirse atraída por este tipo de persona, la diferencia la hace la
capacidad de ver la realidad a largo plazo que tenga.
Porque esos hombres existen pero no son para una
sola mujer, son para las muchas mujeres que corren detrás de ellos, porque
obviamente entre sus planes no existen las relaciones formales sino las
ocasionales y esto es algo que toda mujer tiene que saber.
Si una mujer ya no se conforma con salir dos o tres
días con una nueva pareja y pretende que la relación continúe, no tiene que
poner sus ojos en hombres aventureros, demasiado atractivos, irresistibles y
atléticos, sino en los otros, los que prometen ser más confiables y menos
peligrosos.
Ya sé que es duro renunciar a los ideales, sin
embargo, eso es lo que es necesario hacer para poder
prestar atención a otros hombres menos visibles que como los diamantes en bruto
son difíciles de distinguir.
El verdadero amor no siempre comienza con un
enamoramiento apasionado, a veces se necesita tratar a una persona y conocerla
para darse cuenta que es justo quien uno estaba buscando.
Todas las mujeres aman a sus ídolos pero ninguna
logra concretar su amor, es más, la mayoría tampoco se atrevería a salir con
ellos.
¿Cómo hay que hacer para no dejarse llevar por las
apariencias y dejar de elegir hombres o mujeres demasiado mundanos y poco
amantes de los compromisos serios?
En primer lugar saber bien qué clase de persona quiere
uno ser y en segundo lugar, cómo querría verse uno en el futuro, dentro de al
menos diez años.
Luego, recién cuando uno ha elegido quien quiere ser,
entonces sí se estará en condiciones de fijarse objetivos claros que hagan
posible que ese propósito se cumpla y al
mismo tiempo les permita ser fieles a sí mismos.
Desconfíen de quienes derrochan seducción a diestra
y siniestra, porque con ellos no lograrán nada, detecten a los de bajo perfil,
los tímidos, los que no quieren llamar la atención, porque esos son los que se
comprometen, los que las amarán sin condiciones, los que les permitirán ser
ustedes mismas.
Un aventurero, si contrae matrimonio, nunca estará en casa,
porque siempre tendrá algún compromiso que cumplir.
Actúa con arrogancia y
piensa sólo en sí mismo. Es un hombre de acción que ama el riesgo y su
independencia, y a quien le importan poco sus familiares si los tiene porque
prefiere estar siempre con quienes comparten sus andanzas y lo ayudan a hacer
dinero.
Sus mujeres lo tienen todo menos a ellos, permanecen al margen de sus negocios y de sus
amigos influyentes y ellas terminan siendo como islas en un mar solitario,
hasta que finalmente descubren que ya no lo aman, y entonces le piden el
divorcio.
Malena Lede – Psicóloga
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