(Dedicado
a Elsa Inés)
La enfermedad es la expresión de un problema psicológico
que no se puede resolver de otro modo; pueden existir causas externas, como factores
ambientales o la acción de bacterias o virus pero si sólo se curan los
síntomas, se restablece el problema.
Una patología forma parte de la historia personal del
sujeto y del drama de su vida; por lo tanto, si el enfermo logra conocer el
motivo subyacente y cambiar, la enfermedad se puede revertir de la misma manera
que se produjo, siempre y cuando también
realice el tratamiento médico adecuado si la enfermedad ya se ha declarado.
No basta con que el paciente tenga el conocimiento intelectual
del conflicto, necesita también darse
cuenta de la realidad total que lo está afectando.
El tratamiento le brinda al enfermo la ilusión de
volver al pasado, sin embargo la salud no se logra intentando recuperar lo
perdido sino mediante la difícil intención de continuar avanzando.
Los factores psicológicos de las enfermedades cada
vez son más notorios en un mundo lleno de cosas prescindibles en el que todos
los valores se han vuelto relativos y el contexto brinda cada vez menos
contención. Lo malo es que sin valores y
sin contexto nada parece tener sentido.
Los significados también están cambiando y hoy se
confunde amistad con interés, ideología con poder, amor con deseo, honestidad
con fracaso, conocimiento con información y el Ser con el parecer.
Vivimos para intentar trascender y para dedicar a
alguien lo mejor de nosotros mismos. Pretender
que sólo existimos para satisfacer nuestros propios deseos egoístas es el gran error
que trata de ocultar nuestra verdadera necesidad de compartir, anhelo que la
enfermedad está tratando de manifestar.
Somos una unidad psicofísica que se enferma porque
no puede soportar su historia personal; y
la enfermedad es el intento inconsciente de cambiar el significado de esa
historia que está siempre presente en cada acto, un drama que el enfermo no
quiere recordar.
Lo que interesa del pasado no es todo, sino sólo lo
que aún influye en el presente, la expresión de un conflicto no resuelto que
aún está vivo.
La enfermedad es una nueva oportunidad para
enfrentar el drama rechazado de la propia existencia; un drama que se repite a lo largo de la historia humana, y que se relaciona con heridas narcisistas, o sea con el Ego, como los celos, la rivalidad, el amor prohibido o el
privilegio y la injusticia; los conflictos del hijo
preferido, del primer hijo o del último, del típico Don Juan Tenorio o de la
mujer presumida; un drama que tiene un significado universal y que se reitera en todos los tiempos.
Malena Lede (Psicóloga)
Fuente: “¿Por qué enfermamos?; Luis Chiozza; “La
enfermedad como camino” Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke; “De cirujano del
cuerpo a cirujano del alma”; Dr. Eugenio Zampini.
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