Sentirse seguro y a salvo es una condición que en
mayor o menor medida todos deseamos, pero cuando la seguridad se convierte en
la necesidad más importante para alguien puede buscar formas de lograrla que
podrían enfermarlo o malograr el desarrollo normal de su vida.
Estar totalmente seguro en todos los órdenes, es una
utopía, solamente podemos controlar algunas
variables, porque la vida es pura incertidumbre.
Pero la necesidad de seguridad está más allá de
cualquier razonamiento, entonces se trata de encontrar recursos que tranquilicen
el espíritu, como por ejemplo tener mucho dinero.
Aunque el dinero no puede comprar todo en este
mundo, es cierto que lo hace un lugar más cómodo, sin embargo, sentirse seguro
no es lo mismo que sentirse cómodo y llegar a tener mucho dinero no es fácil.
Por eso otros buscan la seguridad en alguien en
quien poder apoyarse, que se ocupe de todo, que los mantenga, que los cuide,
que se hagan cargo de ellos como lo hacían sus madres cuando eran niños.
Tendrían que preguntarse qué pasaría si llegaran a
quedarse solos o sin dinero, si ese fuera el caso; porque también es cierto que cualquier cosa
puede pasar a pesar de todas las precauciones que tomemos.
A veces, las tragedias suceden aún tomando todas las precauciones posibles, como si marcháramos hacia ellas a propósito, y luego podemos darnos cuenta que en algún aspecto nos han servido para crecer, porque de otra forma no lo hubiéramos hecho.
El afán de seguridad puede llevar a una persona a quedar
esclavizados al lado de alguien que en el fondo odia, porque no se da cuenta de
la libertad que pierde por querer estar seguro.
La necesidad de seguridad patológica es el resultado
de experiencias de inseguridad vividas en la infancia que provocaron ansiedad y
que actualmente se reviven cada vez que las circunstancias amenazan con una
situación de privación o peligro.
Todo niño necesita, además de alimento y protección,
sentirse seguro. La conducta de padres
inestables, que pelean y discuten delante de sus hijos, les produce ansiedad y
la consecuente sensación de inseguridad.
Evitar estas situaciones puede cambiar la historia
de sus hijos adultos.
Malena Lede - Psicóloga
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